Enterrado durante más de mil años en Escocia, el ?tesoro de Galloway? podría incluir artefactos raros saqueados de monasterios medievales.
Durante generaciones, los cuentistas vikingos entretuvieron a su público con historias de enormes tesoros protegidos por dragones que escupían fuego, mas los verdaderos tesoros del mundo vikingo son relativamente raros.
Recientemente, investigadores desvelaron el contenido de un tesoro vikingo espectacular que un aficionado a la detección de metales halló, hace 18 meses, en la región escocesa de Galloway. Los artefactos abarcan desde brazaletes de plata inscritos con runas -inscripciones germánicas-, broches de plata anglosajones, joyería de oro, y fragmentos de seda con complejos bordados, hasta restos de plantas preciosas, todo enterrado en una vasija de metal ricamente decorada.
?Es una selección de objetos extraña y maravillosa?, dice Olwyn Owen, estudiosa independiente y especialista en vikingos de Edimburgo. Agrega que los propietarios vikingos del tesoro ?llenaron la vasija a tope, luego la envolvieron con capas de textiles y la enterraron?.
Textos medievales datan la llegada de los vikingos a las Islas Británicas en 790 d.C., cuando violentos invasores escandinavos aparecieron sorpresivamente en las costas, saqueando ricos monasterios y aterrorizando a las comunidades locales. Durante los tres siglos siguientes, jefes vikingos ambiciosos y sus seguidores llegaron para conquistar y colonizar territorios en Inglaterra, Irlanda, Gales y Escocia, hasta que ellos y sus descendientes fueron finalmente derrotados o asimilados.
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Los arqueólogos creen que, a juzgar por el estilo de los brazaletes y otros objetos, el tesoro de Galloway data de principios del siglo X. En aquellos días, las fuerzas vikingas habían sufrido graves reveses en Irlanda, y la tradición popular de Galloway hace ?referencia a un ejército vikingo derrotado por un ejército escocés? en una localidad de Galloway, dice Derek McLennan, el aficionado a la detección de metales que descubrió el tesoro.
Intrigado por dicha tradición y otras evidencias, McLennan decidió buscar el rastro de los vikingos meticulosamente. El 1 de septiembre de 2014, cuando se encontraba explorando con un pequeño grupo de socios, McLennan halló un brazalete de plata que tenía un diseño vikingo, así como una gran cruz de plata y otros dos artefactos. Llamó de inmediato a las autoridades quienes, a su vez, enviaron rápidamente a la escena al arqueólogo Andrew Nicholson, del Consejo de Dumfries y Galloway. Era una oportunidad sin precedentes.
?Los tesoros nunca son excavados por arqueólogos?, señala Owen. Por el contrario, casi todos han sido descubiertos ?de manera accidental durante la construcción de caminos, en el siglo XIX o simplemente, extraídos del suelo? por excavadores aficionados.
La excavación arqueológica controlada reveló no un tesoro, sino dos. En la capa superior, el equipo excavó un fistol de oro con forma de ave, así como 67 lingotes y brazaletes de plata, muchos producidos por orfebres en Irlanda. La plata portátil se utilizaba como efectivo en el mundo vikingo: la elite arrancaba pedazos para comprar ganado u otros bienes, recompensar a los seguidores leales, o ?pagar a las tropas? de los ejércitos mercenarios vikingos, explica Nicholson.
Unos ocho centímetros por debajo de ese nivel, Nicholson y sus colegas hallaron, enterrada boca abajo, una gran vasija de metal con tapa, quizás para impedir el paso del agua subterránea. Resultó estar repleta de tesoros, muchos de ellos envueltos con cuero y textiles finos.
?Nada fue arrojado dentro de la vasija ?informa Owen. Todos los artefactos- fueron envueltos con mucho cuidado, y empaquetados de manera muy compacta. Son objetos tan especiales que, claramente, tenían una importancia enorme para su propietario vikingo?, agrega.
Un mal día para los anglosajones
Uno de los hallazgos más importantes es la propia vasija. Con abundante decoración, es una hermosa pieza forjada con una aleación de plata-cobre por orfebres del Imperio Carolingio medieval, el cual se extendía desde Francia hasta Alemania y fue gobernado, en determinado momento, por Carlomagno.
?Es un descubrimiento, realmente, muy raro?, apunta Colleen Batey, arqueóloga y especialista en vikingos de la Universidad de Glasgow. Solo se han encontrado seis vasijas carolingias como esa, y muchos eruditos creen que se usaban en ceremonias importantes de la Iglesia Católica. De modo que es posible que invasores vikingos robaran la vasija de Galloway cuando saquearon un rico monasterio.
Dentro de la vasija, los conservadores encontraron una colección imponente de artefactos medievales. Entre los más notables se contaban nueve broches de plata, algunos ricamente decorados. Owen dice que la mayor parte de esta joyería fue creada por orfebres anglosajones muy diestros, y que los objetos habrían sido muy apreciados por sus propietarios. Según Owen, para que los vikingos hayan obtenido semejante colección, ?algún monasterio o asentamiento anglosajón debió tener un día muy malo?.
Los conservadores también hallaron muchos otros objetos preciosos, desde un lingote de oro hasta cuentas cubiertas de plata, un pendiente de oro muy ornamentado que alguna vez pudo haber albergado una reliquia sagrada, y lo más extraño de todo, dos grandes nueces o semillas de plantas. Los botanistas todavía no han identificado la especie, pero Owen sospecha que pueden provenir de una planta exótica que crecía muy lejos del corazón del territorio vikingo. Quien haya llenado la vasija, debió pensar que las semillas eran ?muy especiales y dignas de acompañar a toda esa plata y ese oro, extremadamente valiosos?, dice Owen.
Incluso algunas telas usadas para envolver el contenido de la vasija son rarezas. Expertos en textiles del Laboratorio Anglosajón de York, Inglaterra, identificaron varias muestras como brocado de seda, un género suntuario que producían los telares de Bizancio, África del Norte, o el sur de España. Era una tela importada muy costosa en la Europa medieval, reservada eminentemente a los ricos y poderosos: reyes y reinas, clerecía de alto rango, y santos sepultados en iglesias cristianas.
Cómo fue que el dueño vikingo del tesoro se hizo con todo eso y por qué decidió enterrarlo en el suelo, son dos preguntas provocadoras. Owen señala que la investigación del tesoro de Galloway apenas comienza, pero está convencida de que todos los datos arqueológicos que empiezan a salir de él arrojarán nueva información crítica sobre los vikingos de Escocia.
?Este tesoro expandirá enormemente nuestra comprensión de los movimientos vikingos en el paisaje, sus interacciones con otros pueblos, su artesanía, e infinidad de otros temas?, concluyó.