No es cosa del diablo… Antes de ser satanizado (literalmente) el pentagrama fue utilizado como un talismán de protección y sabiduría.
Una estrella de cinco puntas grabada en la pared puede ser suficiente para que una persona se persigne y de la media vuelta. Satánica, blasfema, pagana… A esta estrella invertida la conocen por varios nombres, pocos de ellos positivos. La culpa la tiene Stanislas de Guaita, el ocultista del siglo XIX que introdujo el pentagrama como un símbolo de perdición. Antes, en la Edad Media, se grababa en los árboles como un gesto de respeto a la naturaleza, a lo sagrado.
El pentagrama, talismán perdido de la Edad Media
Todo se reduce a una pelea de territorio; paganos contra cristianos, naturaleza contra progreso. A principios de la Edad Media se creía en lo sagrado de los bosques, espacios en lo que habitaban seres que equilibraban el cosmos. El pulmón de la tierra le pertenecía a los dioses y ninfas que cuidaban los árboles, ríos y montañas. Nadie se atrevía a dominar el territorio, pues no era suyo para tomar.
Esto fue hasta finales del Imperio Romano, cuando los primeros cristianos comenzaron a explotar los bosques; querían construir iglesias, y consolidar su poder. Así, de inmediato, se enfrentaron a la resistencia pagana, que creía en los sitios sagrados. El pentagrama, símbolo pagano que representaba el poder de la naturaleza sobre el hombre, comenzó a ser percibido como algo negativo, peligroso, exterminable.
Los mitos en torno a los guardianes del bosque se tornaron oscuros; se comenzó a hablar de seres malvados que poblaban las montañas y robaban recién nacidos. La figura de las ninfas mutó a la imagen de las brujas y demonios que conocemos hoy. Y así el pentagrama se enfrentó a su declive.
Espera… ¿El pentagrama era cristiano?
Eso sí, antes de la explotación de los bosques y la resistencia pagana, el pentagrama fue utilizado como referencia de las cinco heridas de Cristo. Esto ocurrió durante el Medioevo y no duró mucho, puesto que la cruz ganó en popularidad. Vaya ironía combatir la “magia” de un pentagrama con una cruz.
Para otras formas de paganismo, como la wicca, el pentagrama sigue siendo un símbolo de protección y conexión con los cuatro elementos.
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Ahora sí, ¿quién fue Stanislas y por qué él tiene la culpa?
Stanislas de Guaita es el perfecto ejemplo de lo que puede ocasionar un cambio de narrativa. Poeta y ocultista del siglo XIX, en su libro La Llave de la Magia Negra (1897), Stanislas ofreció una nueva interpretación a la estrella de cinco puntas; si esta apuntaba al cielo, era una posición buena, mientras que si apuntaba al infierno (abajo) era mala y simbolizaba la “idolatría de la putrefacción”.
Así como en Dr. Jekyll y Mr. Hyde; en el diseño del pentagrama había un juego de dobles. Por un lado, si este apuntaba hacia arriba, contenía los nombres de Adán y Eva. Mientras tanto, el pentagrama invertido contenía los nombres de sus reversos malvados, Samael y Lillith, junto con la imagen de la Cabra Sabática, que representa el triunfo de la carnalidad.
Eventualmente, esta interpretación llegó a la biblioteca de Anton LaVey, quien utilizó el pentagrama, como logo de la Iglesia de Satán en 1966.
Claro está que entre la cultura pop, la televisión y la influencia de la Iglesia Católica, el pentagrama selló su destino como un símbolo endemoniado.
Ahora que conoces su origen, guarda tu crucifijo, y recuerda que el mismo pentagrama fue alguna vez un talismán de protección.
Este texto fue escrito por Aura Moreno Rosales, periodista de profesión y lectora suspirante. Le gusta trotar por el mundo, sobre todo si es a través de las palabras. Colabora como redactora en National Geographic en Español.
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