Hace cien años, George Mallory y Andrew “Sandy” Irvine, dos alpinistas británicos, desaparecieron cuando intentaban conquistar el Everest. El 8 de junio de 1924, fueron vistos por última vez cerca de la cumbre, pero nunca regresaron. La historia planteó la incógnita de si lograron alcanzar la cima antes.
Tras el hallazgo de los restos de Mallory, el paradero de Sandy continuó siendo un misterio, hasta que en septiembre de este año, exploradores de National Geographic descubrieron una bota muy antigua.
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El equipo, dirigido por el fotógrafo y director Jimmy Chin, junto con los cineastas Erich Roepke y Mark Fisher, hicieron el hallazgo en el glaciar Rongbuk Central, en la cara norte del Everest. Mientras examinaban la vasta extensión de hielo, su líder encontró una bota con un pie.
Al inspeccionar más de cerca, se dio cuenta de que pertenecía a Andrew Comyn Irvine, conocido como Sandy. «Levanté el calcetín», recordó Chin, «y vi una etiqueta roja con AC IRVINE cosida». El grupo reconoció de inmediato la importancia del hallazgo. «Literalmente, todos corríamos en círculos soltando palabrotas», compartió Chin con entusiasmo.
Los exploradores creen que el hielo que cubría los restos se había derretido solo una semana antes de su descubrimiento. Unos días después, decidieron trasladar los restos con la autorización de la Asociación de Montañismo China-Tíbet (CTMA), y los entregaron para una identificación más detallada, incluyendo una prueba de ADN. Aunque la etiqueta con el nombre de Irvine parecía suficiente para confirmar su identidad.
Irvine y Mallory participaron en la tercera expedición británica al Everest en 1924, con el objetivo de convertirse en los primeros en alcanzar su cima. El misterio sobre si llegaron a la cumbre persiste y se considera uno de los mayores enigmas en la historia del alpinismo. Si hubieran tenido éxito, habrían logrado esta hazaña 29 años antes que Tenzing Norgay y Edmund Hillary.
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El alpinista Conrad Anker encontró el cuerpo de Mallory en 1999 y comentó que sus restos pudieron haber sido arrastrados por avalanchas. Al examinar los restos, se notaron marcas de cuerdas alrededor de su cintura, lo que sugiere que ambos escaladores podrían haber estado conectados en sus últimos momentos. Mallory llevaba una fotografía de su esposa que planeaba dejar en la cumbre, pero no fue encontrada junto a él.
Un rollo fotográfico, aún atrapado en el hielo, podría resolver las dudas sobre si los escaladores pioneros alcanzaron la cima del Everest. Sandy Irvine llevaba una cámara de bolsillo Kodak Vest prestada por el miembro de la expedición Howard Somervell. El equipo NatGeo consideran que la bota reduce el área de búsqueda de ese preciado rollo fotográfico.
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