Devon es la mayor isla deshabitada de la Tierra. En este lugar, han desaparecido expediciones históricas, y la NASA la ha comparado con Marte.
La isla Devon es un desierto polar donde las temperaturas rara vez superan los 10 grados. Su territorio rocoso alberga ocasionalmente aves y bueyes almizcleros que vagan por la costa, aunque la vida aquí es escasa. En la isla, se pueden encontrar rastros de esfuerzos humanos por habitarla, así como huellas de expediciones fallidas y de la NASA. Este lugar se reconoce como la mayor isla deshabitada del planeta.
El clima extremadamente frío y árido del ártico canadiense, junto con su aislamiento, la hacen inhóspita para la vida humana. Las temperaturas pueden llegar a niveles peligrosos de hasta -50 grados, y la falta de vegetación y fauna dificultan la supervivencia. Su terreno montañoso y rocoso, cubierto en su mayor parte por hielo, contribuye a las duras condiciones.
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La isla Devon, un territorio deshabitado
Durante el siglo XIX, la isla fue escenario de varias expediciones de exploradores europeos que intentaban encontrar el Paso del Noroeste, entre ellas, la tristemente célebre Expedición perdida de Franklin. En la búsqueda de pistas sobre el destino de los tripulantes de los barcos H.M.S. Erebus y H.M.S, algunas expediciones alcanzaron Devon, aunque no encontraron rastros concluyentes de ellos.
En la década de 1920, la Real Policía Montada de Canadá instaló una estación temporal en la isla para vigilar las actividades en el Ártico y apoyar las expediciones científicas. De este intento por ocupar el lugar quedan una construcción de madera y dos tumbas. Los agentes asignados a este lugar fallecieron: uno se suicidó y el otro murió tras dispararse accidentalmente. La estación fue cerrada en 1933, y un intento posterior para recuperarla fracasó en 1951.
«Realmente se trataba de afirmar una presencia, no necesariamente estaban vigilando», dijo a National Geographic Kaylee Baxter, arqueóloga de Adventure Canada. «Se trataba más de tener a alguien ahí para evitar que otras naciones reclamaran el Ártico como suyo».
La NASA comenzó a utilizar la isla Devon, en la región de Nunavut, como base para misiones simuladas a Marte a finales del siglo XX. Su paisaje desolado y rocoso, similar al del planeta rojo, permitió a los científicos probar vehículos y equipos destinados a futuras misiones espaciales. Las condiciones extremas la convierten en un entorno ideal para estudios astrobiológicos. Los equipos llegan solo en verano, pues el invierno es aún más cruel.
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El pasado arqueológico de la isla
A lo largo de los años, arqueólogos han descubierto en la isla Devon artefactos inuit de hasta 4000 años de antigüedad, lo que demuestra la presencia temporal de estas poblaciones indígenas que lograron sobrevivir en este territorio. Estos hallazgos también evidencian el contacto ancestral de estos pueblos con las colonias nórdicas medievales de Groenlandia.
También han hallado objetos de origen asiático, lo que sugiere la existencia de rutas comerciales que abarcaban vastas regiones del mundo.
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