“Cada vez que muere una lengua indígena, es como si se estuviera quemando una biblioteca”, asegura el biólogo Rodrigo Cámara Leret, sobre la pérdida de la medicina ancestral en la Amazonía.
En mayo de 2021, un estudio reveló que la Amazonía está tan dañada actualmente, que produce más CO2 del que logra capturar de la atmósfera. En gran medida, según los científicos de Skidmore College en Nueva York, por la tala ilegal excesiva a la que la selva está sometida. La pérdida de la biodiversidad es inherente a este proceso de destrucción en el ecosistema, principalmente atribuido a la actividad humana desmedida.
Como consecuencia de la degradación y destrucción del bosque, el Amazonas está emitiendo aún más bióxido de carbono del que puede procesar. Sumado a la pérdida de la riqueza ecológica, según un reporte reciente publicado en Science, la sabiduría milenaria de los pueblos originarios de la región también está en peligro —y con ellos, todo su conocimiento sobre medicina ancestral.
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Conforme la Amazonía desaparece, también lo hace su conocimiento milenario
Estudiar el Amazonas no es tan fácil: se extiende a lo largo de nueve países latinoamericanos, con ríos, cadenas montañosas y una gran diversidad de ecosistemas. Por la amplitud de la selva, muchos de los avances en la ciencia occidental no han podido penetrar hasta las entrañas del bosque húmedo para analizar sus especies. Muchas de las cuales, según un reportaje de National Geographic, podrían desaparecer sin que sepamos de ellas.
El estudio publicado recientemente en Science se enfoca en el caso de la comunidad Matapí, que actualmente tiene una población inferior a las 70 personas. Se asentaron 70 a las orillas del río Mirití-Paraná, en la selva amazónica colombiana. Por el avance urbano y la tala excesiva, no sólo se están quedando sin un espacio para vivir, sino que muchas de las plantas que utilizan en la medicina ancestral cada vez escasean más.
“Estamos perdiendo la esencia de nuestro conocimiento espiritual de las plantas medicinales”, dice Uldarico Matapí, un chamán local que trabaja desde la herbolaria tradicional. “Un conocimiento que no se puede traducir a otros idiomas.”
En la década de los 80, la comunidad Matapí —junto con otras tribus nómadas amazónicas— fueron confinadas a reservas étnicas. En lugar de permitírseles habitar el territorio que les pertenece desde hace milenios, las autoridades de diversos países que cruzan la Amazonía decidieron mantenerles en espacios delimitados —muchas veces, alejados de los insumos que necesitan para curar a sus enfermos.
Un problema latinoamericano
Los Matapí no son los únicos que se enfrentan a esta pérdida de conocimiento ancestral. Por el contrario, una investigación extensa presentada en la edición 2022 del World Biodiversity Forum denuncia que es un problema latinoamericano. Con la destrucción del Amazonas, las lenguas originarias de la región están desapareciendo.
En contraste, el 80 % de la biodiversidad disponible en el mundo se encuentra en territorios indígenas. Muchos de los cuales, además, son explotados en favor de los Estados que los rigen.
Y con ellas, la medicina ancestral que sus pueblos han cultivado por milenios:
“Cada vez que muere una lengua indígena, es como si se estuviera quemando una biblioteca, pero no la vemos porque está en silencio”, dice el coautor del estudio Rodrigo Cámara Leret, biólogo de la Universidad de Zúrich (UZH).
Actualmente, la selva del Amazonas alberga al menos 7 mil lenguas originarias. Según los registros de Cámara Leret y su equipo, publicados paralelamente en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), 40 % de éstas están en peligro de desaparecer. Como mucha de la terminología de sanación que estos pueblos utilizan no puede traducirse a los idiomas hegemónicos, el conocimiento de su medicina ancestral también se desvanecerá con ellas.
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