Como cada mes de agosto, el norte argentino celebra la Pachamama con ceremonias a las que todos están invitados.
En 2003 la UNESCO nombró a la Quebrada de Humahuaca, en el norte de Argentina, Patrimonio de la Humanidad en la categoría Paisaje Cultura. Este valle montañoso ubicado en la provincia de Jujuy que corre de norte a sur por 155 kilómetros, es también un itinerario cultural de extenso recorrido histórico. Como en ningún otro rincón de la Argentina, paisaje, historia y cultura están íntimamente ligados y sus pobladores mantienen vigente sus tradiciones, música, fiestas y gastronomía, entre ellas la fiesta de la Pachamama.
Los preparativos empiezan el 31 de julio, cuando en toda la provincia familias y comunidades cocinan, embolsan papel picado, preparan serpentinas y juntan botellas de distinto contenido que usarán el 1 de agosto y el resto del mes para agasajar a la Madre Tierra.
Te sugerimos: Uluru: La gente de Anangu, una de las civilizaciones más antiguas del planeta
La fiesta de la Pachamama
La fiesta de la Pachamama es un ritual ancestral que los pueblos originarios, principalmente quechua y aimará, vienen practicando hace siglos en la región andina de Bolivia, norte de Chile, Perú y norte argentino, desde mucho antes de la llegada del español y el establecimiento de las fronteras actuales. Con la persecución a las religiones nativas, la deidad de la Pachamama comenzó a equipararse a la Virgen María y a la Virgen de Copacabana, en Bolivia, expresión del sincretismo.
La ceremonia tiene el sentido de devolverle a la Madre Tierra lo que ella ha brindado. Para eso se cava un pozo de menos de un metro de ancho y poca profundidad que simboliza la boca de la Pachamama a la que se le da de comer y beber. A esto se lo llama chaya que significa “pago”.
En el paraje Hornaditas, a pocos kilómetros de Humahuaca, la familia Lamas abre su casa a vecinos, amigos y algunos turistas que se acercan a su casa de ladrillos de barro llevando también botellas, cigarrillos y hojas de coca. El borde del hoyo está adornado con papel picado, flores, lanas de colores y cigarrillos que los asistentes encienden y clavan en la tierra con el filtro hacia abajo. Clarita Lamas está a cargo de la ceremonia y se sienta junto al pozo y a las ollas de barro con choclos (elotes), guiso de quinoa y calabaza, papines, dulces y confites, botellas de vino, gaseosa y cerveza.
La ceremonia
Las parejas van pasando y se arrodillan frente al hoyo, el hombre siempre a la derecha. Los cubren con una manta ceremonial y apoyan las manos sobre la tierra. “Agradecé, en voz alta o con el pensamiento, lo que quieras y pedile a la Pachita lo que necesitas para este año,” dice Clarita a quienes se arrodillan por primera vez. Después les va a acercando la comida y la bebida que debe ser vertida con las cuatro manos simultáneamente. Para finalizar, echan papel picado en las cabezas de la pareja y colocan una serpentina en el cuello a cada uno mientras la gente aplaude.
Las mujeres, guiadas por Clarita, hilan entre todas una gran tira de lana de colores para adornar el hoyo antes de cerrarlo. Entonces, ella se arrodilla junto a su compañero Héctor, coloca el hilo en el borde del hoyo y hablan largamente. Recuerdan que la ceremonia no es parte de una religión y que cualquiera puede participar ya que “todos vivimos en la tierra, nadie vive en el aire ni bajo el agua”. Emocionados hasta las lágrimas, agradecen lo recibido y piden bendiciones para sus hijos, los hijos de sus vecinos y los viejitos. Los hijos de los Lamas se arrodillan junto a sus padres y cubren entre todos el hoyo con tierra y lo sellan con una gran piedra.
El festín
Como en toda fiesta, una gran mesa está servida en el patio donde pasan las fuentes con habas, papines andinos, morcilla de chivo, choclos asados, carapulcra (un guiso a base de charqui de receta antiquísima) y otro guiso de quinoa con calabaza.
A los postres se desenfundan los charangos, se traen las cajas y empiezan las coplas y vidalas. Es la hora del canto y del baile y, la familia Lamas, como tantas otras en todo Jujuy, festeja en comunidad y agradece los favores de la Madre Tierra.
Ceremonias como esta se llevan a cabo en las plazas de los pueblos, en las escuelas, lugares de trabajo, hospitales. Y se repetirán durante todo agosto para honrar a la Pachamama, como hace siglos.
Te puede interesar: Así es el recorrido por el Amazonas, un viaje al pulmón del planeta
Datos útiles
Cómo llegar
- Aerolíneas Argentinas vuela diariamente de Buenos Aires a San Salvador de Jujuy www.aerolineas.com.ar/ Son vuelos directos y de dos horas y quince minutos. Tarifas desde 134 dólares.
- Hay transporte público desde Salvador a Purmamarca, Tilcara, Humahuaca y otros pueblos de la Quebrada. Otra opción es alquilar un auto y tomarlo en el aeropuerto https://www.sixt.com.ar/ Desde 22 dólares diarios.
Dónde dormir
- En Purmamarca. Por su ubicación en la Quebrada, este pueblo es ideal como base para realizar excursiones. Manantial del Silencio, de arquitectura colonial, es la opción de lujo, con excelente gastronomía andina. Ruta Nacional 52, Km 3,5. Tel.: (+54 0388) 490-8080 http://www.hotelmanantialdelsilencio.com/ Desde 390 dólares la doble
- En Tilcara. Elegido sobre todo por jóvenes, ofrece una amplia gama de posibilidades de hospedaje, con hostels y hoteles con tarifas que parten de los $35 dólares. Posada Suyay, San Martín 565. Tel. (+54 0388) 15-509-1471 https://www.facebook.com/PosadaSuyay Desde 41 dólares la doble.
Dónde comer
- La Peña de Chuspita. Cazuela de llama y cordero. Ernesto Padilla s/n, Tilcara.
- Pedro Pan. Opciones veganas con productos regionales. Calle Libertad s/n, Purmamarca. Instagram @pedropanpurmamarca
Más información
http://www.turismo.jujuy.gov.ar/
Este texto fue escrito por Silvina Pini y las fotos son de Mario Cherrutti. Puedes conocer más de su trabajo en @cherruttipinitravelers