«Si esta prohibición continúa, Afganistán volverá a la época medieval […]. Una generación entera de mujeres afganas será sacrificada».
Las mujeres afganas no siempre usaron burqa. Por el contrario, antes de la década de los 90, podían pintarse las uñas y maquillarse como mejor les pareciera. Andar en las calles por su cuenta y estudiar no eran motivos de castigo estatal. Sin embargo, desde agosto de 2021, con la instauración del régimen talibán, acciones cotidianas se convirtieron en violaciones a la ley islámica.
El lunes 16 de agosto, «la imagen de cientos de afganos Aeropuerto de Kabul. A partir del retiro de tropas de Estados Unidos de Afganistán, el país fue un blanco fácil para el régimen fundamentalista del Talibán.
Por las medidas extremistas que se adoptan en esta forma de profesar el Islam, las mujeres han sido las más afectadas en el país. Desde hace un año, sin embargo, las afganas han luchado por recuperar su acceso a la educación y exigir su capacidad de réplica. Así son las escuelas secretas para mujeres en Afganistán.
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¿Qué es el régimen Talibán y qué persigue?
Los talibanes son un grupo paramilitar conformado por veteranos de guerra afganos. Fundado en la década de los 90, persigue una ideología política que se basa en el fundamentalismo islámico, o la visión más radical de cómo profesar la fe musulmana. El propósito de este grupo político y militar es consolidar el Emirato Islámico de Afganistán.
Este estado teocrático ya existió en 1996. De hecho, se desintegró en 2001, con la invasión estadounidense a territorio afgano. Originalmente, sin embargo, se cimentó en la Sharia: la ley del derecho islámico, en su interpretación más radical. Con ello, los derechos de las mujeres prácticamente se desvanecieron en ese entonces.
En 2021, la administración de Joe Biden prometió retirar la ocupación militar si y sólo si los talibanes rompían relación con Al-Qaeda, el grupo terrorista creado por Osama Bin Laden en 1988. Según CNN, el nombre de la organización se traduce del árabe como «La base».
Sin embargo, el diálogo de los afganos fracasó. A mediados de abril, mientras el ejército estadounidense se retiraba del territorio después de 20 años, el Talibán diseñaba su movida final para instaurar su régimen nuevamente en el territorio. Y lo lograron.
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«Si mi hermano lo supiera, me pegaría».
Las medidas extremas del Talibán se relajaron durante la ocupación estadounidense en el país. Sin embargo, con la retirada de las tropas en agosto de 2021, lo que para algunos fue un festejo para el fin de 2 décadas de guerra, para las mujeres afganas fue una alarma para huir de su país.
Entre las limitaciones legales que el Talibán impone a las mujeres afganas, la completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares, y la de estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa figuran entre las más duras.
A un año del régimen talibán, una cobertura especial de la AFP mostró la manera en la que las mujeres están buscando su derecho a estudiar con el caso de Nafeesa. Como una mujer joven en Afganistán, acomoda sus libros en la cocina. Sólo ahí puede estudiar con cierta libertad:
«Los chicos no tienen nada que hacer en la cocina, así que yo acomodo mis libros», explica la joven afgana de 20 años, que frecuenta una escuela clandestina en su aldea rural en al este del país. «Si mi hermano lo supiera, me pegaría», añade.
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«Hemos aceptado ese riesgo»
Así como Nafeesa, cientos de niñas, jóvenes y mujeres afganas buscan alternativas para combatir las restricciones talibanas son respecto a la educación. En casa, desde la cocina y a escondidas, se rebelan a la «concepción integrista del Islam», como la denomina la AFP, leyendo.
Entre los castigos que impone el régimen talibán están azotes, palizas y abuso verbal público para quienes desafíen la Sharia. Así como en los 90, la mayoría de los puestos públicos ahora están ocupados por hombres. En este entendimiento de la fe musulmana, las mujeres afganas no pueden desempeñar cargos políticos o ejercer su profesión.
Nafeesa, como otras de sus compañeras y conocidas, quiere ser médica. Incluso a pesar de las restricciones severas que impone el Talibán, «Hemos aceptado este riesgo; si no, nos quedaríamos sin educación«, explica Nafeesa.
Aún con la presión del Talibán a sus hombros, hay eruditos de El Corán —el libro sagrado de los musulmanes— que aseguran que «nada en el Islam justifica prohibir la educación secundaria a las mujeres«. Así lo explica Abdul Bari Madani, investigador religioso de Aftanistán:
«[…] la educación es un derecho inalienable en el Islam, tanto para los hombres como para las mujeres», enfatiza el especialista para la AFP. «Si esta prohibición continúa, Afganistán volverá a la época medieval […]. Una generación entera de chicas será sacrificada».
Mientras tanto, Nafeesa y cientos de mujeres afganas estudian en la cocina de sus casas. De otra manera, el Estado no se los permitiría. Sus familiares varones, a todas luces, tampoco. El deseo de leer y educarse, sin embargo, se impone.
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