Por un animal, un embotellamiento, o por saludar, los indios protagonizan el mayor uso de la bocina en el mundo.
Hasta los italianos se ponen pálidos de envidia: los indios son los protagonistas del mayor concierto de bocinas en el mundo. Usan su claxon como intermitente al salir del hueco para estacionar, para saludar al vecino, para manifestar su irritación ante el semáforo rojo y como señal de advertencia para los conductores de bicitaxis cuando se les quieren adelantar.
Como la India es uno de los países más poblados del mundo, el uso del claxon en las ciudades adquiere la dimensión de un ruido permanente casi insoportable.
Una y otra vez, las organizaciones cívicas intentan detener el ruido en las grandes metrópolis con letreros que dicen "No toquen el claxon", hasta ahora sin éxito. El claxon sigue siendo un arma para todos los fines que todos usan, desde el conductor de un triciclo hasta el chofer de un coche de gran lujo.
La bocina suena cuando el coche que va adelante se estaciona en tercera fila, cuando uno se ve atrapado en un embotellamiento e incluso para espantar un pájaro en la calle, puesto que existe la posibilidad que uno se reencarne como pájaro.
La mayoría de los conductores creen que el uso del claxon evita que sufran accidentes chocando con carretas tiradas por bueyes, peatones y cabras. Incluso en las autoescuelas se enseña el uso de la bocina como forma de autoprotección. Por esto, en la India hay pintores especializados que dedican su vida profesional a escribir letras adornadas sobre el chasis de los camiones, que dicen: "Tocar el claxon, por favor".
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