El hallazgo de esta momia preínca es prueba del intercambio comercial entre los habitantes de la sierra y los de la costa durante el periodo prehispánico tardío.
El Complejo arqueológico de Cajamarquilla, en Lima, Perú, arrojó una nueva sorpresa para el mundo de la arqueología. Una momia preínca de mil años de antigüedad fue hallada en perfecto estado de conservación y en posición fetal.
El hallazgo fue realizado por Yomira Silvia Huamán Santillán, egresada en Arqueología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM); y el docente Pieter Van Dalen Luna, con la participación de estudiantes de la UNMSM y de las universidades San Cristóbal de Huamanga y San Antonio de Abad del Cusco.
Los restos de esta momia preínca son los de un varón de entre 18 y 22 años, sepultado a la usanza de como se hacía entre los habitantes de la sierra, es decir, amarrado con soguillas y en posición fetal. Destaca que sus manos parecen cubrir su rostro. Según teorías de los estudiosos, el hombre murió en algún momento entre 1.200 – y 800 años atrás, y puede haber sido el hijo de un rico comerciante.
Este hallazgo es prueba del intercambio comercial entre los habitantes de la sierra y los de la costa durante el periodo prehispánico tardío.
El cuerpo se encontró en una estructura funeraria subterránea ovalada con una plataforma en el lado norte. A este lugar se accede por una escalinata de siete gradas, según información de Yomira Silvia Huamán Santillán.
Sin embargo, la momia preínca no fue lo único que había en este lugar. También se descubrieron los restos de un perro y un cuy andino, además de maíz y otros vegetales, según relató en otro comunicado Pieter Van Dalen Luna, profesor de arqueología de la Universidad Nacional de San Marcos y encargado de dirigir el equipo.
La importancia del yacimiento arqueológico
Con respecto a Cajamarquilla, Van Dalen explicó que “era un centro urbano donde se desarrollaban múltiples funciones, tiene una gran variedad de sectores, donde hay sectores administrativos, domésticos, residenciales”.
Asimismo, Cajamarquilla era una próspera ciudad situada en la orilla del río Rímac, la cual estaba habitada por unas 10 mil personas, según los expertos. Destacaba por ser un lugar de comercio entre la gente de las zonas costeras y las que vivían en las montañas.
“Es una ciudad muy grande que pudo haber albergado entre 10 mil y 20mil personas en un total de 167 hectáreas”, concluyó el arqueólogo.
Por qué el hombre ha momificado a sus muertos a lo largo de la historia
Cuando pensamos en las momias y el proceso de momificación, Egipto es el territorio que tal vez acuda primero a nuestra mente. Sin embargo, además de los egipcios, otras culturas de todo el mundo hicieron de la momificación un arte y una práctica constante.
Una momia es un cadáver (animal o humano) que ha resistido la descomposición post-mortem durante un periodo prolongado. Existen tres tipos de momificación: la natural, que se da por factores del medio ambiente como desecación, efectos químicos, anaerobiasis, quelación, congelación, etcétera; la artificial, que es resultado de una intervención humana deliberada por medio de una variedad de técnicas distintas.
Por último, la tercera es la natural inducida, que ocurre cuando una o más personas aprenden el arte de la momificación natural de determinado espacio geográfico y lo aplica a sus muertos en su propio territorio.
La momificación se practicó con fines religiosos, en casi todos los casos, con el objetivo de preservar a los muertos en su viaje al más allá. El estudio de las momias nos permite entender un poco más de las costumbres del pasado, pero también de la evolución tanto física como espiritual de las sociedades.
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