¿Las olimpiadas mejorarán o empeorarán la situación de Rio?

Las competencias de 2016 en Brasil podrían enriquecer más a los ricos y empobrecer más a los pobres; aun así, la fiesta habrá de ser estupenda, dice una autora.

Como hija de un ingeniero petrolero brasileño, Juliana Barbassa, autora de Dancing With The Devil In The City of God, pasó su infancia siguiendo a su padre de trabajo en trabajo por todo el mundo. Y como periodista, ha mantenido ese mismo patrón, viviendo en lugares tan variados como Irak, Malta y Texas. Sin embargo, nunca perdió contacto con su tierra natal, que ha emergido de décadas de dictadura militar y subdesarrollo económico transformada en una de las superpotencias globales.

Luego de ganar el derecho de hospedar la Copa Mundial y posteriormente, las Olimpiadas, la nueva condición de Brasil fue validada internacionalmente. Y así, cuando Barbassa recibió la propuesta de trabajar como corresponsal de Associated Press en Rio de Janeiro, aceptó de inmediato, solo para descubrir que la ciudad a la que regresaba era todo menos previsible.

En una entrevista durante sus vacaciones en Rhode Island, describe el papel de las mujeres en la construcción del nuevo poder económico brasileño; explica que jeitinho es el sistema informal de ?hacer las cosas? en el país; y que la contaminación de los canales de Rio es el mayor desafío que enfrenta la ciudad en preparación para los Juegos Olímpicos.

La ciudad que encontraste en 2010 estaba asolada por la violencia. Háblanos del Comando Rojo y sus raíces en la historia de Rio.

Una de las muchas promesas de Rio era reducir la violencia callejera que tanto caracterizaba la ciudad. Cada día sentías que la gente tenía más libertad para circular. Pero cuando llegué, descubrí una situación de caos urbano cada vez más grave. Cometían robos desde vehículos en movimiento: jóvenes en motocicletas bloqueaban el tráfico, robaban muchos autos detenidos en el congestionamiento, e incendiaban coches y autobuses.

Todo aquello me tomó por sorpresa. De modo que seguí los acontecimientos conforme la policía intentaba aclarar qué sucedía. A la larga, convocaron a una conferencia de prensa y dijeron que la violencia se debía a una pandilla de narcotraficantes llamada Comando Vermelho o Comando Rojo, la pandilla que ha tenido mayor influencia en Rio desde la década de 1980. Controlaban las favelas e impedían el ingreso de la policía. Pero una nueva iniciativa policiaca que intentó recuperar las favelas estaba impactando a la pandilla y por ello, lanzaron un contraataque, sembrando pánico en la ciudad.

Estuve presente cuando la policía tomó la difícil decisión de perseguir a los narcotraficantes hasta su guarida, un complejo de favelas llamado Complexo do Alemao o Complejo Alemán. Es una serie de comunidades conectadas que alberga cerca de 100,000 personas, construido improvisadamente: callejones estrechos y sinuosos, con casitas amontonadas unas sobre otras.

El Comando Rojo controlaba esa comunidad y podía salir, atacar la ciudad y desaparecer nuevamente. En esencia, eran intocables. La policía decidió entrar y recuperar la zona, algo que no había ocurrido en décadas. Y para ello, era necesario un operativo militar. La pandilla pasó años construyendo fortificaciones y acumulando armas y municiones. La policía tuvo que usar tanques y otras armas de grado militar que yo solo había visto en la guerra de Irak. Fue absolutamente impactante: un operativo militar en una ciudad que, en apariencia, no estaba en guerra.

Rio es el centro de atención gracias a la Copa Mundial y las Olimpiadas. ¿Podrías describir la magnitud de las transformaciones que experimenta la ciudad?

Afectan cada aspecto de la vida. Por ejemplo, hace poco más de un mes, luego de recibir la sede de los Juegos Olímpicos, el gobierno publicó un listado de 119 favelas que serían demolidas. Eso afecta a cientos de miles de personas. Es una reconfiguración, sin precedentes, del aspecto de la ciudad.

El ambiente es otra área de transformación enorme, con un potencial muy positivo. Muchas competencias olímpicas se llevarán a cabo en el agua, en un gran lago ubicado en el corazón del acomodado distrito sur de Rio y en la bahía de Guanabara.

Esos cuerpos de agua han sido, históricamente, las cloacas de Rio. Hasta hoy, una de cada tres veces que desaguas el inodoro, el contenido termina en la bahía, intacto y sin tratamiento alguno. Tenían que hacer algo, y rápido, para celebrar allí las competencias. Y nuevamente, existe el potencial de que sea algo muy positivo: hay muchas acciones que podrían mejorar la vida de los habitantes de Rio. Sin embargo, los intereses creados que impulsan esos proyectos impiden que eso suceda.

El control poblacional ha sido fundamental para el crecimiento económico de Brasil. ¿Cómo ha cambiado el papel de las mujeres en las últimas décadas?

Eso también me ha sorprendido mucho. Lo noté en mi propia familia. Mi abuela tuvo como 14 hermanos y una hermana. A su vez, ellos engendraron entre seis y siete hijos. Mis padres, tías y tíos tuvieron entre cero y tres niños. Entre mis primos y yo, hemos concebido aun menos. Así que el cambio que demoró muchas generaciones en los países desarrollados, ocurrió muy rápidamente en Brasil. Las mujeres siguen muy desempoderadas respecto de los hombres, pero han logrado reducir la cantidad de niños que engendran y así, cambiaron el potencial económico del país y la calidad de sus vidas.

El concepto de jeitinho, esquivar las reglas, es crítico para entender la filosofía brasileña. Explica qué significa y cómo afecta la vida cotidiana.

Jeitinho es la manera como hacemos las cosas, de hacer que sucedan las cosas, desde iniciar un negocio o evitar una multa de tráfico. Es saltarse las reglas sin violarlas; de aceptar u ofrecer soborno sin ofender; y de esquivar obstáculos legales o burocráticos. Se ha convertido en parte esencial del funcionamiento de un país empantanado en la burocracia. El legado burócrata es una carga que Brasil lleva a cuestas desde que era una colonia portuguesa.

Es uno de los países con más impedimentos para hacer cosas como iniciar un negocio o pagar impuestos. Las reglas son obstáculos absolutamente atrofiantes. Por ello, los brasileños han encontrado la manera de darles la vuelta. Por desgracia, eso significa que muchas cosas pueden darse o no, dependiendo de las relaciones personales. Si vas a iniciar un negocio o alquilar un apartamento, todo dependerá de quién conozcas, el tipo de contacto personal que puedas establecer con esa gente y si pueden trabajar de común acuerdo para hacer que suceda.

Planteas dos interrogantes sobre la transformación de Rio a raíz de la Copa Mundial y las Olimpiadas: ¿Qué tipo de ciudad se ha creado? ¿Quién gana más y quién sale perdiendo? ¿Has encontrado las respuestas?

Así es. Fue interesante cubrir el proceso como reportera, pero me resultó difícil hacerlo como una persona que ama la ciudad. El cambio que observé fue superficial. El rostro de la ciudad estaba cambiando, no así los rostros de las personas que ganaban con los procesos. Al observar los grandes proyectos de infraestructuras pude constatar, una y otra vez, que los brasileños que siempre se habían beneficiado ?los de las zonas acomodadas, las grandes compañías urbanizadora- eran quienes sacarían más provecho de cuanto estaba ocurriendo.

Por ejemplo, el tráfico es un grave problema en Rio. Muchos habitantes tienen que viajar tres o cuatro horas diarias para ir al trabajo. ¡Imagina cómo repercute eso en la productividad y la calidad de vida! El norte de la ciudad tiene una necesidad urgente de opciones de transporte nuevas y en vez de eso, ¿qué nos dieron para la Copa Mundial y las Olimpiadas? Varias líneas de autobuses rápidas, pero todas conectadas con el oeste de la ciudad: un territorio de ricas comunidades privadas y centros comerciales, con autopistas de 16 carriles.

El área olímpica principal, donde estará la villa de los atletas, también se encuentra en el lado oeste, donde las grandes urbanizadoras ya están compitiendo por invertir su dinero. Todo eso pudo hacerse de manera que beneficiara a toda la población de Rio. En cambio, trazaron los proyectos olímpicos de suerte que los ricos se han enriquecido más y quienes viven en las márgenes, como las favelas, han sido desplazados aun más hacia las márgenes.

No podemos hablar de Rio sin mencionar el fútbol. Describe qué representan los equipos nacionales, llamados selecaos y como afectó a Brasil la derrota siete a uno frente a Alemania, en la semifinal de la Copa Mundial del año pasado.

Cierta vez, un famoso comentarista deportivo brasileño declaró: ?El equipo es el país en zapatos de fútbol?. El fútbol y la selecao, la selección nacional, siempre han contribuido al sentimiento de bienestar de Brasil. A veces, cuando no hay otros motivos de orgullo, podemos enorgullecernos de nuestro equipo. Durante los peores años del régimen militar, la selecao demostraba a la nación que podíamos hacer algo hermoso, único y particularmente brasileño, aun cuando el país vivía tiempos difíciles y violentos. Era la cara que siempre podíamos mostrar al mundo.

Como anfitrión de la Copa Mundial 2014, Brasil cumplió su promesa de ser un país del futuro. La final, en el Maracaná, debía ser nuestro momento de gloria y durante los días previos a ese último partido, podías sentir en el ambiente un fervor casi religioso. ?¿Crees que Brasil llegará??. ?Sí, si todos hacemos nuestra parte?. La gente oraba y hacía promesas. Era como si la fe bastara para hacerlo realidad.

Por ello, cuando empezaron a entrar los goles, la incredulidad de lo que ocurría contra a Alemania se convirtió en algo muy personal. La gente rompía en llanto o salía de la habitación, negándose a mirar el resto del partido. De haber sido un encuentro de boxeo, lo hubieran detenido. No habrían permitido que continuara la golpiza. No era meramente la derrota. Era el equipo, desbaratándose frente a nuestros ojos.

Hace poco, el alcalde de Rio, Eduardo Paes, insistió en que las instalaciones olímpicas estarán terminadas ?a tiempo y dentro del presupuesto? . ¿Es simple exageración política? ¿O es verdad que Rio estará lista para los Juegos Olímpicos de agosto 2016?

No me cabe duda de que la ciudad estará preparada para esa fecha. Si meten suficiente dinero y atizan el fuego, cualquier cosa es posible. Pero la pregunta real es, ¿a qué costo? No solo el financiero, sino ¿qué estamos dispuestos a renunciar para conseguirlo?

La policía militar ha recibido aun más armamento para asegurar las calles durante las Olimpiadas, mismo que nos dejarán una vez que terminen los juegos. ¿Qué consecuencias tendrá eso en un lugar donde la policía no tiene que rendir cuentas y es famosa por su violencia? Lo mismo sucederá con la infraestructura de transporte. ¿Qué significará para Rio dentro de diez o veinte años, cuando tengamos caminos e infraestructura que solo beneficiará a una parte de la ciudad, mas no a otra?

Los brasileños organizan fiestas mejor que nadie. No obstante, la pregunta es, ¿qué significa esa fiesta para Rio y otras ciudades, si van a recibir los juegos en estas condiciones?