El coltán, esencial para dispositivos electrónicos, ha generado guerras en el Congo por su explotación y control debido a su alto valor en el mercado tecnológico.
El coltán se ha convertido en un elemento esencial para el desarrollo de dispositivos tecnológicos, satélites, misiles y herramientas para la industria médica. El teléfono móvil que sostienes en este momento, muy probablemente fue creado con este «mineral de sangre», extraído bajo los abusos de la guerra que se libra entre grupos armados en la República Democrática del Congo (RDC).
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El nuevo oro negro de la tecnología
El coltán, cuyo nombre proviene de la combinación de columbita y tantalita, es fundamental en la industria tecnológica por su capacidad como súperconductor de electricidad. Este mineral es utilizado para fabricar condensadores y baterías en teléfonos móviles, computadoras portátiles y otros dispositivos. La tantalita, altamente valorada por su resistencia al calor y la corrosión, es crucial una gran cantidad de componentes electrónicos.
Las reservas más grandes de coltán se encuentran en la República Democrática del Congo, que posee alrededor del 80% de los depósitos mundiales. Otras reservas significativas están en Brasil, Australia y Canadá, pero la abundancia en la RDC hacen que este país sea el principal proveedor mundial.
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Coltán, un mineral de sangre
La riqueza en coltán de la RDC ha disparado las disputas internas por su explotación. El mineral está estrechamente relacionado con los conflictos armados en la región. Las ganancias derivadas de su venta han financiado a grupos rebeldes, quienes tienen el control de la extracción y venta, perpetuando la violencia y la inestabilidad en el país.
La mayoría de los lugares de donde se obtiene este preciado mineral a menudo operan ilegalmente, sin regulaciones adecuadas. Hasta 2017, solo 140 minas, de las 5,000 que operaban en todo el país, habían sido declaradas en «verde», distinción que les da el estatus de legal, libre de la violencia y el control de grupos armados.
Sin embargo, para los congoleños, trabajar en una mina en «rojo», consideradas ilegales, resulta en condiciones extremadamente peligrosas, explotación y trabajos forzados, incluso para menores de edad. La minería artesanal y a pequeña escala es la más extendida en el Congo, con mineros que trabajan largas horas por salarios miserables y en condiciones insalubres.
¿Cómo llega un mineral de sangre a tus manos?
La demanda global de coltán, impulsada por la insaciable necesidad de tecnología, sigue alimentando el ciclo de conflicto y explotación en la RDC. Aunque existen iniciativas para restringir el uso de minerales marcados por la explotación y muerte de personas, actualmente es casi imposible distinguir entre la extracción legal de la ilegal. La corrupción permite a vendedores y compradores obtener certificados que limpian todo rastro de explotación.
Esto explica el que Ruanda, país vecino del Congo, se haya convertido en el principal «lavadero» de coltán del mundo. Aunque es el mayor vendedor de este «mineral de sangre», curiosamente no posee reservas propias ni es productor, todo lo que se vende en este territorio cruza de forma ilegal en sus fronteras.
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