Construcciones neolíticas, puentes romanos y basílicas completas figuran entre los yacimientos arqueológicos que ha develado la sequía global.
Al tiempo que el norte del continente americano se enfrenta a una megasequía generalizada, un fenómeno de magnitud similar azota Europa. Tras el impacto del anticiclón Anzores —un fenómeno meteorológico que, típicamente, regula la temporada de lluvias en el planeta—, una serie de yacimientos arqueológicos han emergido de la sequía extrema.
Estos sólo son algunos de ellos.
Dolmen de Guadalperal, en España
La sequía extrema que azota a todo el continente europeo está teniendo estragos significativos en el acceso al agua de millones de personas. Cáceres, la segunda provincia más grande de España, no está exenta de las consecuencias de la ola de calor extremo en el país. Por el contrario, tras padecer mínimos históricos en sus principales cuerpos de agua dulce, un círculo de piedras prehistóricas quedó al descubierto en el lecho del río Tajo, casi completamente seco.
Oficialmente conocido como Dolmen de Guadalperal, éste podría ser el yacimiento neolítico más grande que se ha encontrado en la Península Ibérica. Los arqueólogos se refieren a él como el ‘Stonehenge español’, por sus dimensiones y antigüedad estimada. La bajada en un embalse local lo dejó completamente al descubierto, permitiéndole a los investigadores analizarlo más de cerca. Por lo cual, éste es uno de los mejores ejemplos de yacimientos arqueológicos que emergió tras la sequía mundial.
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Pons Neronianus, en Italia
La sequía se ha manifestado en Italia con periodos cada vez más abrasivos. El Río Tíber ha sido una de las víctimas más sonadas en todo el país, por la historia milenaria que su caudal acarrea. Sólo con respecto al año anterior, documenta la AFP, el volumen del río descendió en un metro completo.
Naturalmente, los ríos italianos no son los únicos que resienten las condiciones climáticas. Otros cuerpos de agua, como lagos y lagunas antiguas, también están sintiendo la presión ecológica. Casi por accidente, la falta de agua está trayendo a la vida antiguas estructuras romanas. Quizá la más imponente de ellas sea el Pons Neronianus: uno de los puentes icónicos que construyó el emperador Nerón, hace 2 mil años.
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Ciudad de la Era de Bronce, en Irak
El sur de Irak es una de las regiones más afectadas por la crisis climática. Para evitar que los cultivos se sequen, los agricultores locales han optado por extraer volúmenes considerables de agua del Río Tigris, que nunca había estado tan seco en milenios. Específicamente, del embalse de Mosul: una de las reservas de agua dulce más importantes del país.
Mientras poblados enteros en el Reino Unido están desapareciendo debajo de las olas, urbes de la Era de Bronce emergen en Medio Oriente. Por la sequía intensa que está sufriendo el río Tigris, una ciudad construida hace 3 mil 400 años apareció al sur de Irak. Al centro de ésta, los arqueólogos de la University of Tübingen encontraron un palacio antiguo, perfectamente conservado. Éste ha sido uno de los yacimientos arqueológicos más sonados que ha develado la sequía.
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Templo de Quechula, en México
La orden de los dominicos llegaron a Nueva España con una única misión: colonizar las almas de los pobladores originarios en el Nuevo Mundo. Con esta premisa, los sacerdotes de la orden de Santo Domingo llegaron a América en el siglo XVI, y se dispersaron a lo largo del actual territorio mexicano.
Una de sus conquistas más significativas fue la del actual sureste de México. La herencia colonial de la orden dominica se aprecia en múltiples templos y basílicas que fueron erigidas en el lugar de antiguos espacios de culto locales. Fue así como se construyó el templo de Quechula.
Durante siglos, el agua del río mantuvo el templo por debajo de la superficie. Sin embargo, quedó al descubierto por primera vez tras la construcción de la presa Malpaso, en 1966. Algunas de sus paredes principales se vencieron por las condiciones ambientales, pero el esqueleto de la basílica permanece.
Tanto así que, por la sequía que aqueja al Grijalva hoy en día, más de la mitad del Templo De Santiago ha quedado al descubierto. Si en el siglo XVI estuvo coronado por ornamentos ostentosos de cantera, en la actualidad, las ruinas están coronadas por las garzas que pescan en el caudal.
Las ‘Piedras del Hambre’, en la República Checa
Como un presagio escalofriante de lo que podría suceder, las llamadas piedras del hambre también han aparecido en el río Elba, cerca de la ciudad de Děčín en la República Checa, de acuerdo con The New York Times.
Una de las piedras halladas aquí ha causado gran conmoción, esta fue grabada por primera vez en el siglo XV y emergió hasta 1616. En ese entonces, las personas que habitaban cerca del río grabaron la frase: Si me ves, llora.
Este tipo de marcas fueron dejadas por poblaciones pasadas para recordar las sequías que enfrentaban. También son interpretadas como una advertencia de que se acercan tiempos difíciles y de escasez por el daño ocurrido a las cosechas.
Barcos de la Segunda Guerra Mundial, en Serbia
Más de una docena de barcos alemanes de la Segunda Guerra Mundial han emergido en el río Danubio, en Serbia, a causa de los bajos niveles del agua. La sequía ha expuesto una vez más a las embarcaciones de la flota nazi hundida en 1944. Aunque propiamente no son yacimientos arqueológicos, sólo se han podido investigar tras la sequía.
Como un recordatorio de lo sucedido hace más de 70 años, estos barcos ubicados cerca de la ciudad de Prahovo, todavía están cargados con casi 10 mil piezas de explosivos que no fueron usadas tras la retirada de los alemanes ante la avanzada del ejército soviético.
Una bomba de la misma guerra fue hallada por pescadores en el río Po, en Italia. Según la BBC, expertos retiraron el artefacto de 450 kilogramos y lo hicieron explotar de forma segura, para ello unas 3 mil personas fueron evacuadas de un pueblo cercano a la ciudad de Mantua.
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