Un grupo de talibanes de la provincia de Herat queman instrumentos musicales porque «provoca corrupción moral». Esta es la historia.
Las cosas no han sido fáciles para las personas afganas desde que los talibanes tomaron Kabul a mediados del 2021. A partir de ahí, las restricciones sólo empeoraron. Las mujeres fueron las primeras en perder sus derechos tanto a la educación, como a la recreación y al trabajo. Estas prohibiciones representaron una regresión de al menos 20 años en la lucha por los derechos de las mujeres. En palabras de la filósofa Simone de Beauvior:
“Basta una crisis política, económica y religiosa para que los derechos de las mujeres, nuestros derechos, sean cuestionados.”
Ahora, los talibanes de la provincia de Herat queman instrumentos musicales. En un esfuerzo por ‘salvar a los jóvenes de la corrupción’, el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención de Vicio de Afganistán ha decidido encender una hoguera con instrumentos musicales y equipo de sonido como bocinas y amplificadores.
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Un genocidio cultural
La tradición musical afgana es compleja y tiene mucha historia. Tradicionalmente, hay varios instrumentos que conformaban el repertorio de los músicos: el rubab o laúd, el dutar de cuello largo, la sarinda, el laúd dambura de cuello largo y el tabla, un instrumento de percusión compuesto de dos tambores. Además, la música electrónica afgana mezclada con la música tradicional se volvió popular durante los años anteriores a la toma de Kabul por los talibanes.
De acuerdo con el fundador del Instituto Nacional de Música de Afganistán, Ahmad Sarmast, las acciones del grupo extremista representan un genocidio cultural y vandalismo musical.
“El pueblo de Afganistán ha sido privado de la libertad artística… La quema de instrumentos musicales en Herat es solo un pequeño ejemplo del genocidio cultural que está ocurriendo en Afganistán bajo el liderazgo de los talibanes”, dijo el Dr. Sarmast, quien ahora reside en Portugal, en una entrevista con la BBC.
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