¿Qué creó los patrones arremolinados que tanto impactan a quienes conocen el lugar? Especialistas lo descubrieron.
Petra, la capital del Imperio Nabateo y un bullicioso centro de comercio entre 400 a.C. y 106 d.C., también es conocida como la Ciudad Rosa por la arenisca en la que se tallaron sus edificios. Los patrones arremolinados impresionan a los turistas que visitan el sitio jordano, construido en un laberinto espectacular de desfiladeros empinados, pero el origen de los patrones es sorprendentemente menos eminente: un producto de desecho microbiano.
Un equipo liderado por David B. Loope, de la Universidad de Nebraska, condujo una investigación geológica de las rocas, las cuales tienen unos 500 millones de años, pero el proceso que creó los patrones es mucho más reciente, probablemente de los últimos 60 millones de años.
Las montañas del sur de Jordania se elevaron con movimientos de las placas tectónicas que abrieron el mar Rojo y el golfo de Áqaba. Esta elevación fracturó la arenisca y abrió conductos para que el agua oxigenada del subsuelo, alimentada por la lluvia, penetrara la roca porosa. Aunque la mayoría de la vida en la Tierra es impulsada por energía solar, los microbios, introducidos por el agua o latentes dentro de la arenisca, obtuvieron su energía y carbono metablizando siderita, mineral de carbonato de hierro distribuido irregularmente en la roca y solo estable en condiciones anóxicas. El oxígeno permitió a los microbios disolver la siderita y precipitar óxido de hierro, como producto de desecho, en franjas coloridas.
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