El Antártico no es un estéril desierto polar, sino un ambiente rico y complejo que podría contener un pujante ?oasis de vida?, opina un grupo de expertos.
Se desentierra un sistema subglacial por debajo del hielo
El Antártico no es un estéril desierto polar, sino un ambiente rico y complejo que podría contener un pujante «oasis de vida», opina un grupo de expertos. Los investigadores han desenterrado un complejo sistema subglacial a varios kilómetros por debajo del hielo, donde ríos más grandes que el Amazonas comunican «distritos lacustres» que podrían estar repletos de microbios que se nutren de minerales.
Ese ambiente acuático podría tener más de vez y media el tamaño de Estados Unidos, sugieren los científicos, lo que le convertiría en la zona de humedal más grande del planeta. «En esencia, se trata de un mundo completamente nuevo cuya existencia no sospechábamos hace diez años -declaró Michael Studinger, geofísico del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, Nueva York-. Si levantáramos una capa de hielo, encontraríamos un paisaje acuoso parecido al de la superficie terrestre».
Impresionante acontecimiento
La investigación de Studinger está enfocada en los «lagos de recuperación», parte de una serie de lagos en cascada descubiertos en 2007 bajo el manto de hielo. La marea de dichos lagos, aislados de la atmósfera durante más de 30 millones de años, aumenta y disminuye conforme vierten sus aguas en el mar polar.
Conservan su estado líquido debido a que la capa de hielo que los cubre hace las veces de una gigantesca frazada de plumón que atrapa el calor que emana del interior de la Tierra. Se han descubierto alrededor de 145 lagos bajo una capa de hielo de 4 kilómetros de espesor.
Los lagos de recuperación generan arroyos de hielo que lubrican y desaguan partes del manto helado hacia el océano, lo que significa que podrían proporcionar importante información sobre los efectos del calentamiento global, sugirió Studinger.
Ya que gran parte del agua dulce del planeta procede de esos mantos helados, las tendencias de calentamiento podrían acentuar el efecto de lubricación y soltar más agua de la anticipada en el mar, y elevar su nivel. «Hace quince años, muchos creían que el manto de hielo en la parte oriental del Antártico estaba adherido al lecho rocoso, pero ahora sabemos que no es así -agregó el investigador-. Es un acontecimiento importante para nuestra percepción del Antártico».
Este año, Studinger sobrevolará el Antártico en un avión equipado con nuevas tecnologías de radar que permiten «ver a través» del hielo y detectar nuevos lagos. «Es difícil saber cuántos más encontraremos, pero estamos seguros de que hay otros lagos», aseveró. Sólo una muy reducida parte de la superficie terrestre del Antártico ha sido estudiada, sobre todo porque se trata de uno de los lugares más inaccesibles de la Tierra, explicó Studinger.
Recursos intactos
Mahlon C. Kennicutt II, profesor de oceanografía de la Universidad A&M Texas, dirige varios grupos de investigación en el Antártico. Los científicos que, a fines de la década de 1990, pensaban que la presencia de esos lagos subterráneos era una anomalía, ahora saben que dichos cuerpos de agua son fundamentales para diversos procesos terrestres, comentó Kennicutt. «Nuestra agenda se ha ampliado», afirmó.
Así, por ejemplo, las emanaciones de los lagos subglaciales podrían tener mucho que ver con la formación y reformación de los continentes. Asimismo, los lagos ocultan un tesoro de registros climáticos que podría mejorar nuestro entendimiento a propósito de la evolución de la vida, agregó.
Algunos de esos misterios podrían elucidarse en unos cuantos meses, cuando científicos rusos horaden 3.8 kilómetros para alcanzar el lago Vostok. El gigantesco cuerpo de agua, situado a 4 kilómetros bajo la región oriental del Antártico, fue descubierto en 1996 utilizando imágenes satelitales y tecnología de radar especializada. De lograr su cometido, el equipo será el primero en tomar una muestra de dicho lago.
«Una casa bastante grande»
Los lagos son una cosa, pero no hace mucho pocos sospechaban que pudiera haber vida en condiciones así de extremas. Por ejemplo, en 1992, John Priscu, ecologista de la Universidad Estatal de Montana en Bozeman, comenzó a estudiar organismos que viven en el hielo. «Fue un paso muy importante, y muchos otros científicos se pusieron a actuar de inmediato, diciendo: Caramba, ahora podemos estudiar la biología en hielo sólido», relata Priscu.
Más adelante, Priscu comenzó a trabajar con hielo del lago Vostok y encontró pruebas de que los microbios pueden vivir en el lago subglacial al obtener energía de los minerales ?o en sus propias palabras: «comiendo rocas». Priscu y su alumno de post-doctorado, Brent Christner, tomaron agua de lago recongelada por debajo del manto de hielo que cubre el lago Vostok y compararon el ADN descubierto en el hielo con el ADN de organismos inscritos en los bancos genéticos.
Varias de las secuencias de ADN del banco genético concordaban con el ADN obtenido de hielo, lo que sugiere que organismos comparables habitan el lago subglacial. Los microbios quizá sobrevivan en pequeñas vetas atrapadas entre cristales de hielo sólido «casas bastante grandes para microorganismos», apuntó Priscu.
¿Es posible que haya formas de vida más avanzadas ocultas bajo el manto helado? «No creo que haya suficiente energía a esa profundidad para sostener a un monstruo del lago Ness», comentó Priscu. Sin embargo, si los investigadores del lago Vostok encuentran conductos hidrotermales parecidos a los respiraderos biodiversos de las profundidades marinas, sería posible encontrar organismos de un orden superior, agregó.
«Para ser sincero, me sorprendería que no hubiera vida microbiana en el lago ?interpuso Studinger de la Universidad de Columbia?. Hay por lo menos alguna forma de vida microbiana en casi cualquier parte del planeta donde encontramos agua,».
¿Vida en Marte?
El gélido aislamiento del Antártico ofrece al menos un beneficio a la ciencia: es un desierto polar que comparte semejanzas con Marte y Europa, una luna jupiteriana, agregó Priscu. Las comparaciones les podrían ser de utilidad a los científicos que estudian la «imagen emergente de la vida» en otros mundos helados, propuso.
Por ejemplo, con base en su estudio de los microbios antárticos, Priscu y sus colegas publicaron una investigación en Journal of Astrobiology en la que describen la viabilidad de la vida en la superficie congelada de Marte. «Poco a poco, la gente comienza a darse cuenta de que estamos ante una nueva frontera -agregó-. El Antártico guarda muchos secretos que todavía no hemos desentrañado».