Al parecer, las plantas también poseen valores familiares, según sugiere un nuevo estudio.
Un nuevo estudio revela sus complejas relaciones sociales
Al parecer, las plantas también poseen valores familiares, según sugiere un nuevo estudio, y pueden reconocer a sus parientes cercanos para trabajar en colaboración.
La capacidad para diferenciar a un familiar de entre un grupo de desconocidos es ya bien conocida entre los animales, lo que les permite cooperar y compartir recursos; sin embargo, los científicos creen que las plantas tienen destrezas sociales parecidas.
Susan Dudley y Amanda File, de la Universidad McMaster en Ontario, Canadá, informaron haber demostrado por primera vez que las plantas pueden reconocer a sus familiares.
Esto sugiere que las plantas, aunque carentes de memoria y capacidad cognoscitiva, son capaces de establecer complejas interacciones sociales. «Las plantas tienen una vida social oculta bastante complicada», afirmó Dudley.
Su estudio reveló que las plantas de la misma especie de una flor silvestre costera crecen de manera agresiva junto a vecinas no emparentadas, pero son menos competitivas cuando comparten la tierra con sus hermanas.
Cakile edentula, una especie norteamericana, presentó un desarrollo de raíces más vigoroso al sembrarla en macetas con plantas no emparentadas que cuando se le cultivaba con miembros de la misma familia materna. Según las investigadoras, este es un ejemplo de selección familiar, conducta común en los animales donde individuos estrechamente emparentados actúan como grupo para sobrevivir en su ambiente.
Menos competencia
La selección familiar también se aplica a la competencia, agregaron las científicas, porque si los integrantes de la familia compiten menos entre sí, el grupo se desarrollará mejor en su conjunto. «Por todas partes se puede ver que hay plantas que crecen junto a otras», señaló Dudley.
En ese caso, casi siempre la competencia se traduce en la supervivencia de la más fuerte. «Pero a veces las plantas están emparentadas, y obtienen beneficios al no consumir recursos que gastarían en la competencia -agregó Dudley-. Y, en realidad, no tienen que pagar el precio de no ser competitivas siempre y cuando las vecinas tampoco lo sean».
Los hallazgos de las investigadoras fueron publicados en la edición más reciente de la revista Biology Letters. Más recientemente, una investigación no publicada por el equipo de Dudley sugirió que otras plantas, a parte de la Cakile edentula, poseen una conducta semejante.
Además de limitar el crecimiento de sus raíces, también desarrollan tallos de distintas alturas en presencia de sus hermanas, afirmó. Sin embargo, la forma como las plantas identifican a sus parientes sigue siendo un misterio, reconoció Dudley.
Aunque el aprendizaje y la memoria juegan un papel importante en el reconocimiento familiar de los animales, las plantas no tienen esa opción, señaló. Algunos investigadores especulan que las plantas se comunican por medio de las raíces, identificándose mediante minúsculas «firmas» químicas específicas de cada familia.
Producción de cultivos
El nuevo estudio podría tener importantes implicaciones para la agricultura, agregó Dudley, ya que la competencia puede afectar la producción. En teoría, se cree que es posible mejorar las cosechas si se siembran hermanas colaboradoras en vez de plantas desconocidas.
La investigación informa que otros estudios recientes sugieren que las plantas son mejores comunicadoras de lo que se creía. Por ejemplo, algunas especies responden al ataque de insectos que destruyen sus hojas, produciendo sustancias químicas que atraen avispas, que a su vez atacan a los insectos indeseables.
No obstante, los científicos continúan perplejos ante el hecho de que las plantas vecinas, que los insectos no atacan, emiten señales de auxilio similares.
En otro estudio por parte de la Universidad de Kyoto, Japón, los investigadores descubrieron que esto podría ser prueba de una señal de alarma adicional generada por las plantas infestadas: las plantas atacadas envían una señal a sus hermanas, las cuales responden generando sus propios «mensajes» de urgencia.
«Proponemos la hipótesis de que las plantas han evolucionado para emitir una señal de ayuda secundaria a sus parientes más cercanas, utilizando a los enemigos naturales [de la plaga de insectos]», escribieron Yutaka Kobayashi y Norio Yamamura en la edición más reciente de la revista Evolutionary Ecology.
También se sabe que las plantas pueden identificar a sus parientes cercanos para evitar la endogamia, agregó Dudley. «Poseen mecanismos de autoincompatibilidad con los que reconocen el polen -explicó-. De esta manera, impiden la fecundación con su propio polen o el de una planta que comparte sus genes.»