El vacío cuántico almacenaría información para unirla con el estado cuántico del futuro
Aún es muy lejano, y fantástico, el día en el que, emulando al famoso «Doc» de la película Regreso al futuro, construyamos un vehículo que nos permita movernos a lo largo del tiempo.
Sin embargo, los avances de la física cuántica nos acercan vertiginosamente a un mundo en el que lo que se ve no es lo que parece y en el que la ficción se convierte en realidad.
Ahora, un grupo internacional de científicos en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), ha propuesto un experimento para permitir la transferencia de información entre pasado y futuro, aprovechándose de las propiedades del vacío cuántico.
El llamado vacío cuántico es un estado de baja energía en el que no se encuentran partículas físicas tal y como las entendemos, pero que está lleno de ondas electromagnéticas fluctuantes y de partículas virtuales, un modelo que converge con el Campo Higgs.
El vacío se puede cargar de energía y la relación entre las partículas y el vacío es similar a la relación entre las ondas del sonido y la materia por la que se propagan.
Gracias a estas fluctuaciones, el vacío estaría entrelazado en el tiempo; es decir, el vacío que hay ahora y el que habrá en un instante posterior, tendrían fuertes correlaciones cuánticas.
En su trabajo, que se publica en la revista Physical Review Letters, los científicos han aprovechado estas correlaciones cuánticas utilizando la tecnología de circuitos superconductores.
«Los circuitos superconductores permiten reproducir la interacción entre materia y radiación, pero con un grado de control asombroso. No sólo permiten controlar la intensidad de la interacción entre átomos y luz, sino también el tiempo que dura la misma. Gracias a ello, hemos podido amplificar efectos cuánticos que, de otra forma, serían imposibles de detectar», ha explicado Carlos Sabín del CSIC, y director del estudio.
De este modo, haciendo interaccionar fuertemente dos átomos P (pasado) y F (futuro) con el vacío de un campo cuántico en distintos instantes de tiempo, los científicos han encontrado que P y F acaban fuertemente entrelazados.
«Es importante señalar que no sólo es que los átomos no hayan interaccionado entre ellos, sino que en un mundo clásico, ni siquiera sabrían de su existencia mutua», comentan los investigadores.
Esta conexión a través del tiempo se podría emplear en el futuro como memoria cuántica. «Codificando el estado de un átomo P en el vacío de un campo cuántico, podremos recuperarlo pasado un tiempo, en el átomo F. Esa información de P, que está siendo ?memorizada’ por el vacío, será transferida después al átomo F sin pérdida de información», concluyen en el trabajo.