En la depresión de Afar, situada en África, tribus pastoriles y mercaderes de sal sobreviven en medio de un paisaje surrealista de fisuras, fallas y un lago de lava hirviente.
En septiembre de 2005, pastores de afar, al norte de Etiopía, observaron sorprendidos cuando la Tierra dio un gran bostezo y se tragó sus cabras y camellos. A decir de un lugareño, pedazos de obsidiana salieron disparados y volaron por el aire. Durante tres días, una nube creciente de cenizas atenuaba la luz del sol, a medida que el volcán más grande de la región, Erta Ale («montaña humeante») en lengua afar, hacía erupción.
¿Qué desencadenó estos fenómenos? Kilómetros bajo la superficie un enorme eructo de magma había emergido entre dos placas tectónicas, separándolas aún más. En la superficie se abrieron cientos de fallas y fisuras a lo largo de un
tramo de 60 kilómetros del desierto, engulléndose a los desafortunados animales.
Más de 10 eructos pequeños han sacudido la zona en los años transcurridos desde entonces. La depresión de Afar, situada en África oriental, es una de las regiones más hiperactivas del mundo geológicamente. Si uno la sobrevuela, tendría un aspecto tan congelado y quieto como el de los hielos árticos.
Sin embargo, su rostro atemporal oculta su verdadera naturaleza. Bajo la superficie, la corteza rocosa de la Tierra se está desgarrando y cámaras subterráneas de magma alimentan 12 volcanes activos, así como géiseres humeantes, calderos hirvientes y un abrasador lago de lava.
Los terremotos de 2005 y las posteriores sacudidas son los más recientes en una larga serie de levantamientos sísmicos que comenzaron hace más de 30 millones de años, cuando el magma se abrió paso por la corteza terrestre y comenzó a separar la península Arábiga de África, formando el mar Rojo y el golfo de Adén.
Conforme el magma que asciende se enfría, se vuelve más denso y se hunde. En la actualidad, algunas partes de Afar están a más de 150 metros por debajo del nivel del mar. Debido a su baja elevación, el mar Rojo ha anegado varias veces la depresión de Afar; la más reciente sucedió hace 30,000 años aproximadamente.
Después de cada incursión, el agua de mar se evaporó, dejando tras de sí gruesas capas de sal. Este «oro blanco» ha sido desde hace mucho tiempo una importante fuente de ingresos para los habitantes de Afar, quienes permanecen ferozmente leales a este terreno extremoso.
Algunos científicos afrontan las penurias del desierto por otra razón. Afar es uno de los pocos lugares del planeta donde una cresta submarina (fisura volcánica de la que brota magma y se convierte en lecho marino nuevo) emerge en tierra. Esto ofrece a los científicos la oportunidad de estudiar procesos geológicos que suelen suceder a grandes profundidades en el océano.
Con el tiempo suficiente (millones de años) esos procesos provocarán espectaculares cambios en la geografía de África: la depresión de Afar y todo el Gran Valle del Rift acunarán un nuevo mar que conectará el mar Rojo con el océano Índico y separará el Cuerno de África del continente.