La espeluznante tenaza fósil descubierta en Alemania perteneció a la sabandija más grande que haya existido, anunciaron científicos.
El animal era más grande que un hombre
La espeluznante tenaza fósil descubierta en Alemania perteneció a la sabandija más grande que haya existido, anunciaron científicos el pasado 20 de noviembre. Del tamaño de un gran cocodrilo, un escorpión marino de 390 millones de años de antigüedad fue el principal depredador de su época, capaz de destazar peces y devorar miembros de su propia especie en aguas pantanosas costeras, informan expertos en fósiles.
Con base en la longitud de la espinosa tenaza de 46 centímetros, los científicos han calculado que Jaekelopterus rhenaniae tenía una longitud aproximada de 2.5 metros. El hallazgo demuestra que los artrópodos (animales como insectos, arañas y cangrejos; con exoesqueletos, miembros articulados y cuerpos segmentados) alguna vez fueron mucho más grandes de lo que se creía, explicó el paleobiólogo Simon Braddy de la Universidad de Bristol, Reino Unido.
«Es un descubrimiento asombroso -enfatizó Braddy. Desde hace tiempo sabíamos que el registro fósil incluía miriápodos monstruosos, escorpiones enormes, cucarachas colosales y libélulas gigantes pero, hasta ahora, no imaginábamos cuán grandes eran algunos de estos bichos».
Se cree que el fósil recién descubierto es por lo menos 46 centímetros más largo que un escorpión marino prehistórico ya conocido, perteneciente al grupo de los euriptéridos. Braddy y el coautor, Markus Poschmann, del Museo Mainz de Alemania, publicaron su hallazgo en la edición más reciente de la revista Biology Letters.
Poschmann desenterró la tenaza fosilizada en una cantera cercana a Prüm, Alemania. Los investigadores señalaron que las capas de roca que envolvían la tenaza sugerían que la criatura vivió en un pantano costero salobre o en el delta de un río.
Bicho acuático
Se sabe que escorpiones más pequeños salían a la costa para aparearse o mudar su exoesqueleto, pero «es imposible que este monstruoso arácnido hiciera lo mismo, porque era demasiado grande -apuntó Braddy-. Las patas eran relativamente endebles comparadas con las dimensiones corporales».
Sin agua para flotar, las patas se habrían colapsado bajo el peso de la enorme bestia, afirmó Braddy. Asimismo, aseguró que el artrópodo ocupaba el nivel superior de la cadena alimentaria. «Eran caníbales, pero también podían alimentarse con los primeros peces acorazados que surgieron en aquellos días».
Algunos investigadores opinan que ciertos peces primitivos sin mandíbulas desarrollaron corazas óseas de protección debido a la presión depredadora de los escorpiones marinos, prosiguió Braddy. Aunque J. rhenaniae es una especie conocida desde hace años, nadie se había percatado de que podía adquirir semejante tamaño, apuntó el paleontólogo Paul Selden de la Universidad de Kansas.
«Habría devorado casi cualquier cosa más pequeña que él», puntualizó Selden. Las tenazas del animal estaban armadas con largos y afilados dientes «capaces de sujetar aun al pez más escurridizo». Siempre expectantes en los extremos de dos largos brazos plegadizos, aquellas tenazas habrían resultado de gran utilidad para emboscar a las presas, aventuró Selden.
«Creo que fueron diseñadas para extenderse repentinamente cuando se acercaba una presa, como las extremidades de la mantis religiosa», añadió. Los euriptéridos, parientes de los escorpiones terrestres y las arañas modernas, posiblemente alcanzaron ese tamaño descomunal debido a la escasa competencia de los peces y otros vertebrados (animales con espinazo), señaló Braddy.
Principal depredador
«Los animales con espinazo todavía no habían avanzado en su evolución, de modo que no representaban una verdadera amenaza para los artrópodos -dijo-. Cuando la situación cambió, los artrópodos comenzaron a reducir sus dimensiones». Jason Dunlop, curador de artrópodos en el Museo de Historia Natural de Berlín, comparte esta impresión.
«No había muchos peces mandibulados que ofrecieran competencia -explicó-. Pero cuando los peces desarrollaron mandíbulas, durante el periodo devónico [hace 416 a 359 millones de años], el registro fósil del escorpión marino se interrumpió».
El bicho más grande
El nuevo fósil representa al artrópodo más grande que se haya descubierto hasta ahora, agregó Dunlop. Los fósiles de artrópodos que le siguen en tamaño eran descomunales miriápodos que medían más de dos metros de largo, prosiguió. Las gigantescas dimensiones de éstos y otros artrópodos terrestres prehistóricos (incluidas libélulas con una envergadura igual a la de las gaviotas) se han vinculado con crecientes niveles de oxígeno atmosférico.
Sin embargo, los escorpiones marinos eran animales acuáticos, de modo que «el oxígeno atmosférico no debió desempeñar una función muy importante», explicó Dunlop. Los euriptéridos desaparecieron del registro fósil durante la extinción pérmica, hace unos 250 millones de años, cuando pereció cerca de 95 % de las especies marinas. Los artrópodos modernos más grandes incluyen a las langostas y los centollos, los cuales habrían sido simples bocadillos para J. rhenaniae.
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