Viajemos 100,000 millones de años hacia el futuro y encontraremos un universo que ha dejado de expandirse: un vasto espacio vacío e inmóvil.
Se abre debate sobre la evolución del universo
Viajemos 100,000 millones de años hacia el futuro y encontraremos un universo que ha dejado de expandirse: un vasto espacio vacío e inmóvil. O, al menos, esa impresión nos dará, según un galardonado ensayo que participó en un concurso organizado por Gravity Research Foundation, organización no lucrativa.
Lawrence Krauss, de la Universidad Case Western Reserve, y Robert J. Scherrer, de la Universidad Vanderbilt, son los autores del ensayo que aparecerá publicado en la edición de octubre de Journal of Relativity and Gravitation. En un futuro lejano, la Tierra no será más que un tenue recuerdo, pues posiblemente nuestro planeta será destruido cuando el sol se expanda en su fase de gigante roja, dentro de 10,000 millones de años.
No obstante, si nuevas formas de vida llegaran a ocupar la Tierra, todo rastro de otras galaxias (y por consiguiente, el universo en expansión) habrá desaparecido de vista. «Los observadores podrán inferir la edad finita de su universo insular -escriben los autores-. Pero más allá de eso, la cosmología [el estudio del origen y la naturaleza del universo] habrá terminado para siempre».
De vuelta al principio
Los futuros modelos del universo parecerán una copia de los mapas del siglo XIX, cuando los astrónomos creían que la Vía Láctea era la única galaxia. «En cierto sentido, es una idea bastante poética -señaló Krauss-. El universo del futuro será muy parecido a lo que se creyó inicialmente, cuando el hombre comenzó a pensar en la cosmología».
En aquellos días, la idea misma de que pudiera haber otras galaxias era tema de acalorados debates e intensa animosidad entre los expertos. Los conservadores creían que los grupos de estrellas llamados nebulosas eran nubes de gas dentro de la galaxia, en las que probablemente se formarían nuevas estrellas.
Sin embargo, Vesto Melvin Slipher, del Observatorio Loweel de Flagstaff, en Arizona, fue el primero en demostrar algo distinto utilizando el fenómeno llamado »corrimiento al rojo». El corrimiento a rojo es la versión astronómica del efecto Doppler: la luz de las galaxias más lejanas parece roja en comparación con las más cercanas, debido a que la longitud de onda aumenta conforme las galaxias se alejan de los observadores terrestres.
Con base en sus observaciones del corrimiento al rojo, Slipher demostró que las nebulosas son, de hecho, galaxias distantes que se alejan de la Vía Láctea a velocidades de casi 1,000 kilómetros por hora. Sin embargo, esas pruebas visuales de la expansión del universo desaparecerán en el futuro.
Según Krauss y Scherrer, otras galaxias se habrán alejado tanto de la Tierra que ni siquiera podrán ser detectadas con los telescopios más poderosos.
@@x@@Universo insular
Asimismo, el corrimiento al rojo no será la única característica del universo moderno que desaparecerá, afirman los autores. Uno de los indicadores críticos del Big Bang (la explosión cósmica que precipitó la expansión del universo) es un tipo de energía denominada fondo cósmico de microondas, la cual todavía puede observarse.
Sin embargo, dentro de 100,000 millones de años, esa evidencia estará alejándose tan rápidamente que será invisible para las tecnologías actuales, como la espectrometría. Además, será cada vez más difícil, y hasta imposible, detectar los oligoelementos que creó el Big Bang, como helio y deuterio.
Eso significa que los cosmólogos de un futuro lejano podrán determinar la edad de los objetos de su galaxia, pero tendrán una idea muy limitada de la forma como fueron creados esos objetos. «Por consiguiente, aunque los físicos del futuro podrán inferir que su universo insular no ha sido eterno, es muy improbable que puedan inferir que su origen se debió al Big Bang», escriben los autores.
Scott Dodelson, del Laboratorio Acelerador Nacional Fermi (Fermilab) y la Universidad de Chicago, comentó que el estudio es valioso porque pocos han pensado en lo que los observadores del futuro verán a su alrededor. No obstante, señala que el pronóstico de los autores se apoya en la suposición de que la energía oscura (una fuerza hipotética y misteriosa que contribuye a la expansión del universo) permanecerá constante.
«No será así, necesariamente -apuntó Dodelson-, y es concebible que otro tipo de energía oscura dé origen a un futuro muy distinto del que describe el ensayo». Krauss y Scherrer hacen la misma advertencia en su documento.
Muy especial
En términos generales, escriben Krauss y Scherrer, nos encontramos en una «época muy especial» de la evolución del universo. Estamos en «un momento en que la observación nos permite verificar que vivimos en un momento muy especial en la evolución del universo», enfatizan en su ensayo.
De hecho, agregan, debemos sentirnos afortunados por razones que trascienden nuestra capacidad para visualizar el resto del cosmos: somos afortunados por tener una galaxia donde vivir. Si viajamos aún más hacia el futuro -varios billones de años, como propone Krauss-, la Vía Láctea y sus vecinos se habrán colapsado formando un enorme agujero negro.
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