Los científicos tal vez encontraron la fuente de los enormes géiseres de Encélado, una luna de Saturno.
Ponen en duda la posibilidad de vida en el planeta.
Los científicos tal vez hayan encontrado la fuente de los enormes géiseres de Encélado, una luna de Saturno, pero el hallazgo podría acabar con las esperanzas de encontrar vida en el lejano satélite. Las columnas de helado vapor de agua de Encélado han intrigado a los observadores desde la primera vez que fueron detectadas en 2006 por la sonda espacial Cassini, de la NASA.
Algunos propusieron que los géiseres eran producto de un manto acuífero subterráneo que se congelaba de inmediato al ser expulsado al espacio. La conclusión obvia era que si había depósitos de agua en el subsuelo de Encélado, entonces también podría haber formas de vida primitivas.
Sin embargo, dos artículos publicados en la revista Nature, el 17 de mayo, sugieren que los géiseres se deben a la fricción de colosales placas de hielo. Los nuevos estudios proponen que unas placas de hielo situadas a decenas de kilómetros de profundidad chocan periódicamente en las líneas de falla de la superficie de Encélado.
El calor que provoca la fricción puede transformar el hielo directamente en vapor, y de esta manera produce los géiseres. «Las placas se mueven continuamente para delante y para atrás, lo cual causa fricción entre ellas -explicó Francis Nimmo, científico planetario de la Universidad de California, Santa Cruz, y principal autor de uno de los estudios-. Sucede lo mismo que al frotarnos las manos para producir calor. Creemos que es así como se calienta el hielo».
El océano interior de Saturno
Es posible que las placas de hielo se muevan a causa de la fuerza gravitacional de Saturno. «La órbita de Encélado no es perfectamente circular -apuntó Nimmo-. Al rodear Saturno, la distancia entre los dos cambia, y lo mismo sucede con la atracción gravitacional de Saturno».
Un segundo estudio publicado en Nature sugiere que la órbita de Encélado, así como las correspondientes mareas de Saturno, podrían volver regulares y previsibles las erupciones de los géiseres. Aunque la teoría de la fricción de hielo podría echar por tierra la esperanza de encontrar agua líquida cerca de la superficie lunar, no niega la posibilidad de que exista en alguna parte del interior de Encélado.
«Es necesario que haya un océano bajo la superficie ?explicó Nimmo?. De lo contrario, la corteza de hielo se pegaría al rígido interior rocoso, y no se movería. Si dicha corteza flota en un océano interior, es probable que esto permita la fricción y el calentamiento».
Amy Simon-Miller, astrofísica del Centro de Vuelos Espaciales Goddard, de la NASA, en Maryland, señala que pasará algún tiempo antes de que se conozca a ciencia cierta la verdadera naturaleza de Encélado. «Estas predicciones pueden permitirnos o no discernir los detalles de la estructura interior, ya que Cassini no fue optimizado para estudiar Encélado. Es probable que no tengamos una idea clara del interior hasta que enviemos una misión dedicada a ello», advirtió.