A principios del siglo XIX, un inglés podía ser ahorcado por robar una camisa. La pena de muerte como una discusion atemporal.
A principios del siglo XIX, un inglés podía ser ahorcado por robar una camisa. La creciente preocupación por los derechos individuales provocó, al finalizar el siglo XX, la desaparición de la pena de muerte del Reino Unido y de casi todo el mundo occidental.
Dos excepciones son Bielorrusia y Estados Unidos. Nuevo México fue el décimo quinto estado de ese país que proscribe la pena capital. Los opositores a la pena de muerte citan la exoneración de 131 personas en espera de ejecución desde 1973, así como el alto costo de estos proceso
Los defensores alegan que ese castigo ofrece justicia y citan algunos estudios que muestran que funciona como disuasivo. Su ejercicio está firmemente arraigado en regiones culturalmente conservadoras -Japón, Arabia Saudí, Texas – y en regímenes totalitario
En otros lugares, la oposición es creciente. En India, los activistas creen que la pena capital es una violación del derecho a la vida. En la mayoría de países donde este castigo sigue vigente, cada vez se emplea menos, advierte Piers Bannister, de la oficina en Londres de Amnistía Internacional. Él cree que eventualmente la opinión global habrá de poner fin a las ejecuciones. «No en lo que me queda de vida -dice Bannister, de 47 -, pero en vida de mis hijos».