La Ciudad de México era un fenómeno único.
La Ciudad de México del siglo XVII era un fenómeno único, cosmopolita y multirracial, relata el historiador Antonio Rubial García.
No había en todo el orbe una ciudad que alojara una sociedad tan pluriétnica, manifestó.
A la capital de la Nueva España «acudían españoles procedentes de la península Ibérica, italianos, flamencos, alemanes, esclavos venidos de las colonias portuguesas en África: Guinea, el Congo, Mozambique; gente de Asia: chinos, filipinos, hindúes, vietnamitas, camboyanos, muchos de ellos habían llegado también como esclavos y habían comprado su libertad», expuso el profesor de la UNAM en una conferencia dictada en el Museo del Templo Mayor de la Ciudad de México.
Para la memoria
El espacio arquitectónico de la urbe novohispana quedó plasmado en piezas como los biombos denominados urbs; mientras, la jerarquización se reflejó en los denominados civitas, vistas de la gente realizando sus actividades, que son la mejor manifestación de la sociedad pluriétnica y mestizada de la virreinal Ciudad de México, refirió Antonio Rubial. Estas vistas también dejan de manifiesto el espacio público, las acequias y las plazas, como lugar del comercio ambulante y establecido, pero también de fiesta.
Trescientos años después, la actual capital de la República Mexicana sigue conservando «valores y un sentido de identidad«, como es ese uso del espacio público para el comercio y la fiesta popular, propios de una sociedad de «antiguo régimen», expresó el autor de títulos como Los libros del deseo y Monjas, cortesanos y plebeyos. La vida cotidiana en la época de sor Juana.
Recomendamos: El águila real como símbolo
El ciclo La Plaza Principal, su entorno y su historia se lleva a cabo en el Museo del Templo Mayor, y continuará el próximo jueves 16 de octubre con la ponencia titulada La Catedral y el espacio virreinal. Significado y arquitectura, por Sergio Zaldívar. 18:00 horas. Entrada libre.