Se descubre una nueva especie de cobra escupidora

Una nueva especie de cobra escupidora ?hasta ahora la más grande en el mundo? fue nombrada por investigadores en Kenia y el Reino Unido.

La serpiente es la más grande y más venenosa del planeta
Nairobi, Kenia Una nueva especie de cobra escupidora -hasta ahora la más grande en el mundo- fue nombrada por investigadores en Kenia y el Reino Unido. La recién ungida cobra escupidora Ashe, o cobra escupidora parda ( Naja ashei), puede llegar a tener una longitud de 274 centímetros, y se cree que es capaz de producir más veneno con una sola mordida que ninguna otra cobra en el planeta.

Este agresivo reptil se había identificado como una variante café de la cobra escupidora de cuello negro, aunque los investigadores ya sospechaban que merecía su propia especie. El análisis de sangre y tejido le han dado veracidad a la teoría. La víbora habita en las secas tierras bajas del norte y este de Kenia, así como en Uganda y Etiopía.

Fue nombrada en honor a James «Jimmy» Ashe, un destacado herpetólogo que fundó la granja de serpientes y centro de investigación Bio-Ken en Watamu, Kenia, lugar donde se encuentra comúnmente la serpiente. Bio-Ken ordeña a las víboras para obtener su veneno y mandarlo a laboratorios para desarrollar antivenenos.

Las cobras escupidoras comen huevos, carroña, víboras, lagartijas y aves. Su veneno tiene dos usos: para matar presas y como medio de defensa. Los reptiles pueden escupir veneno por varios metros y usualmente apuntan hacia los ojos del atacante, lo cual le da más oportunidad de escapar.

Un apetito sano
Los expertos en cobras desde hace tiempo creían que la cobra escupidora parda era fundamentalmente diferente de la cobra escupidora de cuello negro. Otras variantes de la cobra escupidora de cuello negro luchó con más fuerza cuando se le manejaba y tomaba más tiempo en adaptarse al cautiverio.

Una vez en sus jaulas, eran melindrosas para comer. Pero la cobra de Ashe se resistía menos al cuidado, generalmente se encontraba menos alerta y era menos melindrosa. Y era mucho más grande. «Hay un carnicero aquí en Watamu quien nos da cabezas de gallinas, y [la cobra de Ashe] se come unas 5 o 6 cabezas de golpe -contó Taylor-. Y eso no es nada común para el grupo de cobra escupidora».

Las cobras de Ashe no son el único tipo de cobras que se han agrupado. Los investigadores sospechan que muchos tipos de especies de víboras, tales como la altamente venenosa víbora bufadora, se han agrupado a especies que necesitan una diferenciación más grande.

Antiveneno ineficaz
La mayor importancia del nuevo hallazgo puede ser para los residentes que habitan a lo largo de la costa keniana de Océano Índico, los cuales corren el riesgo de ser mordidos por la cobra. Su veneno es similar al de las víboras a las cuales se les asimilaba antes, pero puedo liberar dos veces más veneno en una sola mordida.

Esto significa que los doctores que curaban las mordidas hechas por una cobra de Ashe sólo administraban la mitad de la dosis necesaria de antiveneno. Ahora se pueden hacer nuevos desarrollos de antiveneno gracias al estudio de la estructura química del veneno de la nueva cobra, agregaron los investigadores.

«El hecho de que esta sea una especie separada de cobras pone en duda la eficacia de los antivenenos existentes -dijo David Warrell, herpetólogo de la Universidad de Oxford-. No se ha estudiado nunca, por lo que es un completo misterio».

«Mala administración del planeta»
Taylor espera que la nueva especie traiga más fondos para la investigación. Quiere estudiar el veneno de la serpiente para ver de qué forma difiere con el de otras cobras escupidoras, y descubrir qué rol juega en la producción de antiveneno. No se cree que la serpiente esté en peligro de extinción, pero los oficiales de WildlifeDirect expresaron que su descubrimiento debe atraer atención a los animales que se pierden por la invasión humana.

«Una nueva especie de cobra escupidora gigante es emocionante y refuerza lo obvio -dijo Richard Leakey, presidente de WildlifeDirect- Debe de haber muchas otras especies no reportadas, pero cientos de ellas se pierden mientras sus hábitats desaparecen bajo la continua mala administración de nuestro planeta».