Las tierras de la provincia de Quebec y su clima característico son el lugar de origen de una de las bebidas-sensación del mundo entero: la sidra.

Texto: Andoni Aldasoro

Imagina que una manzana es como un oso que debe hibernar en los meses más fríos y resguardarse. A los québécois les encanta presumir y comparar a sus osos con varios aspectos de la vida, y la manzana bien podría ser uno de ellos.

En un país que vive bajo nieve casi cinco meses al año, debe ser normal alcanzar cavilaciones de este tipo. Así que las manzanas, expuestas al agudo frío invernal, se encogen (un poco como los osos) y maduran lentamente, elevando su nivel de azúcares para ofrecer un néctar más dulce.

Antes de que el invierno termine, las arrugadas y enjutas manzanas se deben recolectar, después prensar, fermentar y voilá!

De esta manera, a principios de los años noventa del siglo pasado, en Quebec nació la sidra de hielo o cidre de glace, una mezcla entre el vino de manzana y la sidra que todos conocemos.

“Yo quería hacer vino –comenta François Pouliot, fundador de Verger Hemmingford y cuyo inglés denota ser su segunda lengua–. Compré una casona de piedra y su terreno adyacente para disponerme a cultivar la vid, pero luego conocí a Christian Barthomeuf, el inventor de la receta de la sidra de hielo, y cambié de opinión. Juntos comenzamos a experimentar con las primeras técnicas de producción. Poco después la artista visual Stéphanie Beaudoin se unió al equipo”.

Situado en la región de Montérégie, 45 minutos al sur de Montreal, la ciudad más grande de la provincia francófona es el centro de operaciones de François y Stéphanie, quienes crearon las marcas La Face Cachée de la Pomme y Domaine Neige hasta crear Verger Hemmingford.

Bajo estos nombres, el proyecto de la pareja quebequense suma más de 150 premios internacionales desde su fundación (1994) a la fecha, lo que les aseguró un lugar en las mesas de los mejores restaurantes del orbe y el título indiscutible de ser los productores de la mejor sidra de hielo en el mundo.

¿Por qué la mejor?

“Nuestros veranos son cálidos y los otoños muy fríos –dice François–. Esto da un sabor especial a las manzanas que utilizamos”. Las manzanas que menciona son las fuji, con la particularidad de que cuando están maduras permanecen en la rama, no se caen, así que la fruta no se quema por la nieve ni se pudre.

Gracias a su sabor dulce, la sidra marida con foie grass, quesos maduros y postres.

El prensado de estas manzanas envejecidas y congeladas es una tarea verdaderamente artesanal: el proceso debe ser muy lento para extraer el jugo guardado en su interior y puede tomar hasta cinco horas; con 18 kilos de manzanas se pueden producir apenas tres litros de jugo.

La vieja casona de piedra hoy es un moderno edificio autosustentable que acoge las oficinas y la fábrica de Verger Hemmingford. Aquí no solo se celebran catas de sidra y recorridos por el terreno, sino que se puede adquirir toda la variedad de botellas que conforma la marca.

Hoy Quebec tiene registrados más de 50 productores de sidra de hielo y la bebida es exportada a todo el mundo.

En España –país reacio a aceptar variaciones de la sidra tradicional–, la sidra quebequense no solo goza de un merecido reconocimiento, sino que en 2007 fue merecedora del premio anual a Christian Barthomeuf y a La Face Cachée de la Pomme (a la postre Verger Hemmingford) por su contribución al desarrollo de la sidra. Â votre santé!

¿Sabías que es posible visitar esta fábrica de sidra?

Verger Hemmingford se encuentra a 45 minutos de Montreal en 617, Route 202 Est Hemmingford, Quebec (y lleva a casa una botella Neige desde 755 pesos).

Los mejores meses para visitar Quebec son de abril a noviembre, cuando la nieve se esfuma, aunque los tours y catas que se llevan a cabo en Verger Hemmingford inician en otoño. Conoce más experiencias en Quebec Original.

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