Desde terribles monstruos hasta míticos dioses. Los dragones han sido representados de muchas maneras por distintas culturas, estas son algunas de ellas.
Los dragones son criaturas fantásticas que asombran por su diversidad de historias en distintas culturas. Hoy en día, los vemos como bestias voladoras de inmenso poder, pero su imagen ha variado enormemente según la civilización y la época.
El dragón-serpiente de Japón
En la antigua cultura japonesa, la figura del dragón se asoció completamente a una serpiente gigante que representaba la destrucción y la ira. Según la mitología sintoísta, el nombre de la criatura era Yamato no Orochi.
La leyenda cuenta que Orochi era un terrible monstruo de ocho cabezas y ocho colas que dominaba la región de Izumo, una zona cercana al mar en el sur de Japón. Yamato no Orochi era temido por su gran voracidad porque exigía ser alimentado con una mujer por cada una de sus bocas.
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El dios Susanoo, harto de tales atrocidades, lo engañó mediante una ingeniosa trampa. Un día le hizo creer a la bestia que iba a consumir a esas ocho mujeres, pero en su lugar, le dio a beber ocho tragos de sake. El dios aprovechó que el monstruo estaba mareado por la bebida para así, cortarle la cabeza, dando por finalizada su tiranía.
Los dragones de la Europa medieval
Así como en la cultura japonesa, en el viejo continente los dragones eran considerados como unos seres ambiciosos, poderosos y sumamente malvados. Sin embargo, la gran diferencia es que para los medievales, el dragón se asemejaban más a un lagarto que a una serpiente.
Esta representación tiene más similitudes a la versión moderna occidental, la cual tiene cuatro patas y un par de alas que le permiten volar. La mitología cuenta que su principal objetivo no era gobernar una región, como en Japón; más bien, por su naturalidad codiciosa, era buscar cualquier tesoro resplandeciente para apropiarse de él.
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Este tipo de dragón es el que inspiro historias de la literatura europea, como Beowulf o el Hobbit, donde los héroes cumplen hazañas para liberar un inmenso tesoro de las garras de estas temidas criaturas.
China y los dragones guardianes del agua
Dando un giro de 180 grados, en China, los dragones son seres venerados por su sabiduría y protección. Pero, al igual que en Japón, esta representación no incluye alas, y su apariencia es como la de a una serpiente larga y gigante.
Según la tradición, los dragones chinos no respiran fuego; en cambio, traen lluvia y nubes, pues son los guardianes del agua. Por lo mismo, en el budismo, confucianismo y taoísmo, son símbolos de majestad y poder.
Hoy en día, en China, siguen siendo un importante motivo de celebración. Incluso en cada desfile anual la población usa gigantescas botargas de dragones como homenaje a estos míticos protectores.
El malvado dios dragón de India
Uno de los antagonistas más temibles del hinduismo es Vritra, diós y líder de criaturas demoníacas de innumerables ojos y cabezas. Él era representado como un dragón de tres cabezas.
A diferencia de sus contrapartes chinas, este dragón se tomaba su papel de guardián del agua de manera literal, reteniendo la lluvia y causando sequías y muerte. Vritra también robaba y comía vacas los cuales eran animales sagrados y símbolos de la bondad divina en el hinduismo. Además escondía el sol, sumiendo al mundo en la oscuridad.
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Para acabar con las atrocidades provocadas por este demonio, un día, el dios Indra lo enfrentó y terminó como victorioso al matar a Vritra. Las creencias mencionan que, a partir de ese día, la población pudo disfrutar de la lluvia y sentir la entrada de la luz solar.
Estas historias han sido parte de la narrativa humana durante milenios donde los dragones aparecen en distintas culturas. Según el antropólogo David E. Jones, escritor del libro
el miedo instintivo a las serpientes podría haber influido en la creación de relatos sobre dragones. Aunque, como vimos, parece ser que no en todas de la misma manera.Este texto fue escrito por Emilio Flores Escalona, periodista comunicólogo apasionado por la reflexión, la política y la cultura. Colabora como redactor en National Geographic en Español.
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