En el año 1518, las calles de Estrasburgo fueron escenario de una misteriosa epidemia de baile en la que la gente no podía dejar de bailar, hasta que algunos fallecieron.
El 14 de julio de 1518, una mujer llamada Frau Troffea comenzó a bailar de una manera extraña y descontrolada. Su inusual comportamiento atrajo a numerosas personas que se comenzaron a sentir contagiadas. Así fue el inicio de la devastadora “epidemia de baile de 1518″.
El inicio de la Epidemia
Este tipo de danza colectiva tuvo consecuencias graves. Troffea bailó sin descanso durante cuatro días, hasta que por el agotamiento falleció. En una semana, 34 personas más se unieron y al final del mes ya eran 400 personas sufriendo. Además de los movimientos frenéticos, los participantes suplicaban que alguien les ayudara a detenerse.
Las autoridades no comprendían las causas y mucho menos sabían cómo enfrentar la situación. A medida que los días pasaban y que la epidemia empeoraba, decidieron pedir asistencia médica.
¿Cuál fue el remedio para la epidemia de baile?
Sin embargo, la única explicación que los médicos dieron fue que todo era debido a una arcaica enfermedad conocida como “la enfermedad de la sangre caliente”. Lo extraño es que no prescribieron una receta, ni alguna dieta. Su único consejo fue que los dejaran seguir bailando. Los médicos esperaban que, con el tiempo, los síntomas desaparecieran y los pacientes se recuperaran, pero esto no ocurrió.
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Así que eso hicieron, dejaron que la gente danzara con estrepitosos movimientos en total libertad. Incluso las autoridades colocaron un escenario y contrataron músicos para hacer más amena la situación. La medida resultó en un rotundo fracaso, a tal grado que los bailarines comenzaron a caer muertos por diversas afectaciones como: derrames cerebrales, agotamiento y ataques epilépticos.
«Se creía que el baile era al mismo tiempo la enfermedad y su cura» señaló el historiador británico John C. Waller.
Después de un rato, los contagiados, sin explicación alguna, súbitamente dejaron de bailar. Los sobrevivientes comentaron que no entendían por qué pudieron detenerse.
Entonces, ¿cuál fue el verdadero origen?
Ante la falta de explicaciones, surgieron varias teorías para entender el origen de esta epidemia. Una sugiere que el cornezuelo, un hongo que infecta el pan y que contiene una sustancia relacionada con el LSD, podría haber provocado efectos psicoactivos en las personas afectadas.
Pero Waller ha investigado extensamente este fenómeno en su libro de 2008. En él, explora las diversas teorías que le dan origen a este hecho. Él describe la posibilidad de que una extrema hambruna fuera la causante de una fiebre alta y a su vez, de los movimientos descontrolados.
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Pero, sobre todo, hace énfasis en que la antigua creencia cristiana «la ira de San Vito» pudo haber desencadenado una histeria colectiva. Según esta tradición, San Vito tenía el poder de castigar a las personas con una danza incontrolable si lo ofendían. En una época llena de supersticiones y afectaciones por el hambre, esta creencia pudo haber sido un factor importante para el origen de esta epidemia.
La epidemia de baile de 1518 sigue y seguirá siendo un enigma. A pesar de las numerosas teorías y estudios, las causas exactas de este evento singular probablemente nunca se conocerán con certeza.
Este texto fue escrito por Emilio Flores Escalona, periodista comunicólogo apasionado por la reflexión, la política y la cultura. Colabora como redactor en National Geographic en Español.
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