Por el día de Santa Eva te contamos sobre algunas de las obras de arte más destacadas en las que, con o sin Adán, ella es protagonista.
Una de las principales tendencias del arte en siglos pasados fue la utilización de elementos asociados a las religiones. Con la intención de materializar lo propuesto por ellas, artistas de todo el mundo imaginaron la apariencia de los personajes más reconocidos en los relatos religiosos. Sin duda, Adán y Eva, de las religiones abrahámicas, son dos de ellos.
Hoy 19 de septiembre se celebra el día de Santa Eva y por ello te presentamos algunas de las pinturas más distinguidas en la historia del arte con Eva como protagonista.
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Adán y Eva (1504) por Albrecht Dürer
El pintor alemán Albrecht Dürer fue un obsesivo de las proporciones. Esta es una de las principales bondades en su interpretación de Adán y Eva, actualmente parte de la colección del Museo Metropolitano de Arte (MET). Las posturas en las que decidió retratarlos son relistas y al mismo tiempo ideales, pues ambos tienen una de sus piernas doblada y uno de su brazos angulado.
Aunque Dürer fuera un estudioso de la forma, esta pintura también cuenta con un par de niveles interpretativos. Adán sostiene la rama de un fresno, considerado el ‘Árbol de la Vida’. Eva por su parte rompió una rama de una higuera, el ‘Árbol del Conocimiento Prohibido’. Además -según el MET– los cuatro animales representan temperamentos: el gato es colérico, el conejo sanguíneo, el buey flemático y el alce melancólico.
La creación de Eva (1508-1512) por Michelangelo
Considerando que el relato de Adán y Eva es fundamental para comprender la religión católica, el pintor italiano Michelangelo Buonarroti los incluyó en su icónica Capilla Sixtina. En este caso, ‘La creación de Eva’ ilustra una de las escenas más representativas del relato: Dios creando a Eva y dándole su bendición para que acompañe a Adán
Aunque esta parte de la Capilla no sea especialmente reconocida como ‘La creación de Adán’, sigue siendo parte importante de la misma. Está posicionada en el centro de la emblemática construcción y -como sucede con el relato religioso- sin ella la narrativa no estaría completa.
Adán; Eva (1520) por Guiliano di Piero
En una interpretación menos convencional de Adán y Eva, el pintor italiano Guiliano di Piero imaginó el relato con características particularmente extrañas. En una de las dos piezas del conjunto Adán es convencido y en el otro están Eva y la serpiente, las dos con el mismo rostro; es decir, ella misma estaría representando a la tentación.
De acuerdo con el MET (donde ahora residen las pinturas), Guiliano di Piero solía retratar cuerpos desnudos más largos de lo común y normalmente pertenecían a figuras religiosas. Hoy por hoy, aunque no fuera un experto en las proporciones como Dürer, sus obras siguen siendo relevantes para la iconografía religiosa.
Eva lamentando la muerte de Abel (1800-1810) por Joseph Nollekens
Si bien Eva es usualmente retratada como la pareja de Adán, ella representa para las religiones abrahámicas mucho más que eso. No solo es la acompañante del hombre, sino la madre de Caín, Abel, Set y la humanidad entera. Por ello el escultor británico Joseph Nollekens decidió retratarla en solitario mientras lamenta el fallecimiento de uno de sus hijos, Abel.
El MET aclara que a pesar del papel de Eva como madre en las escrituras, la pieza de Nollekens probablemente estuvo inspirada en una obra de John Milton llamada «Paraíso perdido» (1674). Independientemente a la inspiración original del británico, la escultura representa no solo el sufrimiento por la pérdida de un hijo, sino las primeras consecuencias de Eva por haber caído en el pecado.
Adán y la pequeña Eva (1921) por Paul Klee
En un estilo sumamente distinto a los revisados anteriormente, el suizo Paul Klee interpreta la creación abrahámica del hombre en una pintura más bien expresionista. Ambos se encuentran en un teatro y Eva se mantiene pequeña en la costilla de Adán, sitio del -que según el relato- fue originada.
Retratar a Eva como una niña pequeña, a Adán con aretes y ubicarlos en un teatro definitivamente es una decisión arriesgada. De alguna forma, dichas características tienen connotaciones críticas y sumadas al estilo de la obra, el MET sugiere que las figuras podrían representar a un par de marionetas.
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