El mundo recuerda a algunos emperadores como personajes completamente despiadados, y Calígula definitivamente es uno de ellos
La historia del Imperio romano está marcada por personajes muy diversos. Muchos de ellos son descritos por las fuentes históricas como individuos despiadados, con una insaciable hambre de poder. Uno de ellos es Calígula, el tercer emperador romano y uno de los más crueles.
Nació en el año 12 d.C. y llegó a ser emperador a sus 25 años. Su padre Germánico, un prestigioso general romano, era sobrino e hijo adoptivo de Tiberio, el antecesor de Calígula a la cabeza del imperio. Entonces, aunque el emperador despiadado no estaba directamente relacionado con Tiberio, consiguió llegar al trono. Esto porque de acuerdo con Britannica, el resto de varones murieron o fueron asesinados.
«Las muertes de su padre en el año 19 d.C., de su madre, Vipsania Agripina, en el 33, y de sus dos hermanos mayores, Julio César Nerón en el 31 y Druso César en el 23, fueron popularmente atribuidas a las maquinaciones de Tiberio», señala Britannica.
En el año 37 Tiberio cayó gravemente enfermo por una herida accidental con una jabalina; sin embargo, empezó a recuperarse. Entonces, Macrón, un funcionario del imperio que apoyaba a Calígula lo asfixió con un montón de mantas. Así ascendió al trono y cuando la Guardia Pretoriana autorizó la sucesión, se convirtió en el nuevo emperador de Roma.
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Su breve y catastrófico periodo en el poder
Una vez Calígula entró al poder recibió juicios por traición y se mostró como un gobernador sumamente despiadado. Por ejemplo, en el año 39 asesinó a Nevio Sutorio Macrón, un prefecto de la Guardia Pretoriana que lo apoyó antes de su ascenso. Además, ejecutó a Tiberio Gemelo, el nieto de Tiberio.
Durante los primeros años de su periodo como emperador, Calígula enfermó. Se cree que probablemente se trataba de algunos episodios epilépticos. De acuerdo con algunos académicos, esto podría explicar su carácter despiadado y su enloquecimiento. Ahora, no solo fue un mal gobernante por su conducta violenta, sino que también malgastó muchos recursos públicos y se otorgó una cualidad divina.
«Calígula llevó más lejos sus pretensiones de divinidad; en el verano del año 40 ordenó que se erigiera su estatua en el Templo de Jerusalén, pero, bajo la persuasión suave de Herodes Agripa, Calígula revocó esta orden potencialmente desastrosa», menciona Britannica.
Los romanos se cansaron rápidamente de Calígula como su gobernador. Entonces, en el año 41, mientras se celebraban los juegos palatinos, lo asesinó Casio Querea. Este era un miembro de la Guardia Pretoriana, misma que antes apoyó su ascenso. Su familia también fue ejecutada y la historia del emperador despiadado llegó a su fin, aunque eventualmente sería recordada por sus atrocidades.
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