Catalina la Grande, gobernó Rusia durante más de 30 años y se convirtió en una de las figuras más importantes para la historia del país.
Durante más de tres décadas Sofía Federica, mejor conocida como Catalina la Grande, fue la emperatriz regente de Rusia. Su período como gobernante entre 1762 y 1796, la convirtió en uno de los personajes más icónicos y reconocidos en la historia de Europa del este.
Catalina, por el contrario a la enorme mayoría de regentes en la historia, nació en una familia con poco dinero. Además, según la Enciclopedia de la Historia Mundial, tuvo una infancia tranquila y ella misma declaró haber tenido una niñez poco interesante.
En un afán por conseguirle un esposo de la realeza a Catalina, su madre Juana la presentó con el duque de Holstein, Carlos Pedro, cuando apenas tenía 10 años. Él eventualmente se convirtió en su esposo y también en el zar ruso en un breve periodo que duró apenas unos 6 meses, justo antes de que Catalina tomara el trono.
Años después de consumar su matrimonio en 1745, llegó el turno para Pedro y consecuentemente Catalina de estar en la cima del poder ruso. En 1762 falleció Isabel I, quien hasta ese momento había gobernado Rusia y había sido protagonista en la Guerra de los Siete Años contra Prusia.
«Isabel, cuyo reinado de 20 años estabilizó en gran medida la monarquía. Deseosa de darle a su corte el esplendor de una corte europea, preparó el camino para Catalina», menciona la biografía de Catalina publicada por Britannica.
Aunque Pedro III llegó a ser heredero al trono de Rusia gracias a su tía Isabel, era en realidad alemán de nacimiento. De acuerdo con la biografía de Catalina en Britannica, su esposo acabó con la guerra por su amor a Prusia y su odio por Rusia. Inmediatamente, Catalina la Grande, ideó acabar con el periodo de su esposo para proclamarse la nueva emperatriz de Rusia.
Retrato de Pedro III (1758) / Wikimedia Commons
Su plan nació de la la afinidad de su esposo con Prusia y porque consideraba que no tenía el carácter suficiente para ocupar un puesto tan importante. El 28 de junio de 1762, Catalina fue nombrada emperatriz, pues Pedro fue obligado a firmar su renuncia y a los pocos días fue asesinado -según Britannica- por el hermano del amante de Catalina, Grigori Orlov.
Las victorias, el legado y el final de Catalina
Parte importante para explicar el golpe de estado, fue el apoyo de la gente, el ejército y la corte. Desde antes de tomar el trono, hasta 1796, Catalina se convitió en una líder ejemplar a la vista del pueblo ruso. Durante su mandato construyó más de 100 ciudades y expandió más de 30 mil kilómetros cuadrados el territorio ruso. También impulsó una serie de reformas educativas y administrativas en el país.
Catalina la Grande recibiendo una carta (1861) / Wikimedia Commons
«Con abundancia de productos, el comercio se expandió y las comunicaciones se desarrollaron. Estos logros, junto con la gloria de las victorias militares y la fama de una brillante corte, le han ganado un lugar distinguido en la historia», menciona su biografía en Britannica.
El largo y próspero periodo de Catalina en el poder, terminó con su muerte a los 67 años por un presunto derrame cerebral. Durante su regencia se convirtió en una de las figuras más importantes de la Ilustración rusa y aunque a día de hoy tiene algunos detractores por su polémica vida personal, es recordada con cariño por la sociedad rusa.
Este texto fue escrito por Iñaki Arriola, periodista mexicano interesado en la cultura urbana, el arte y su convivencia con la naturaleza. Colabora como redactor en National Geographic en Español.