Civilizaciones antiguas valoraban el cinabrio sin conocer su toxicidad. Este mineral convertido en un hermoso pigmento color rojo escondía un compuesto letal.
El cinabrio es un mineral compuesto principalmente de sulfuro de mercurio, conocido por su vibrante color rojo. En la antigüedad, se usó como pigmento en pinturas y decoraciones debido a su intensidad cromática. Sin embargo, su toxicidad radica en su contenido de mercurio, un elemento que puede causar graves daños a la salud humana al ser inhalado o ingerido, provocando envenenamiento.
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La huella del cinabrio en las antiguas civilizaciones
El cinabrio se forma en las grietas de las rocas cerca de volcanes, fuentes termales y fumarolas. Este mineral, compuesto en un 85% de mercurio y un 15% de azufre, se presenta normalmente en una masa granular de cristales trigonales. Además, es fácilmente soluble en un polvo fino, que mezclado con distintos líquidos puede crear varios tipos de pintura. Pueblos antiguos descubrieron, procesaron y usaron el cinabrio de forma independiente en todo el mundo.
Hace unos 10,000 años, los primeros artistas usaron cinabrio para pintar imágenes de arte rupestre, como los uros grabados en las paredes de Çatalhöyük, en la actual Turquía, y en cerámicas de la cultura Yangshao en China (5000-3000 a.C.). En América, el cinabrio se hallaba en tumbas, murales, máscaras, ornamentos y sobre metales preciosos de las culturas andinas y mesoamericanas. La Reina Roja de Palenque, México, fue cubierta con cinabrio para conservar sus restos.
“En la Antigüedad fue uno de los pigmentos más apreciados y, además, se usaba en pinturas rupestres y para conservar huesos humanos”, menciona un artículo de la Universidad Complutense de Madrid. “El cinabrio hispano se exportaba a Roma para elaborar el bermellón, pigmento artificial que dado su elevado precio estaba reservado exclusivamente para las élites”.
Además de su uso decorativo en arte, tatuajes y maquillaje, en la Edad Media también se empleó como tinta para escribir y como lacre para iluminar manuscritos. En España, las legendarias minas de Almadén en Ciudad Real, que han extraído la mayor cantidad de mercurio del mundo, registran el uso más antiguo del pigmento de cinabrio, datado en 6000 a.C.
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Un hermoso rojo con consecuencias tóxicas
Este hermoso mineral es considerado tóxico porque contiene mercurio, que constituye el 85% de su composición. Cuando se manipula o se calienta, el cinabrio puede liberar vapores de mercurio, los cuales son extremadamente dañinos para la salud. La inhalación o ingestión de estos vapores puede causar envenenamiento por mercurio, afectando el sistema nervioso central y otros órganos. Por ello, el manejo requiere precauciones estrictas para evitar la exposición a este peligroso elemento.
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