La alianza que tejieron Cleopatra y Marco Antonio no solo fue un episodio de romance y conquista, la estrategia política los mantuvo juntos hasta su muerte en Alejandría.
En el año 41 a.C., en la ciudad de Tarso, se fraguó una de las alianzas más importantes de la historia antigua. El encuentro entre Cleopatra y Marco Antonio marcó el inicio de una relación que tendría consecuencias políticas en el escenario mediterráneo. La reina egipcia, conocida por su astucia política, atrajo la atención del general romano durante su visita a Anatolia, desencadenando una sociedad estratégica que transformaría el destino de ambos imperios.
Después de la derrota de los asesinos de Julio César en la batalla de Filipos, Octavio y Marco Antonio, los dos vencedores, dividieron las áreas de influencia de Roma. Mientras Octavio, el futuro emperador Augusto, permanecía en Italia, a Marco Antonio le correspondía la gestión de los asuntos en el Mediterráneo oriental. Su objetivo consistía en obtener fondos para el ejército, reorganizar la región oriental y preparar una expedición contra los partos para vengar la derrota sufrida por Craso en el año 53 a.C.
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Cleopatra y Marco Antonio, un encuentro bañado en oro
El triunviro romano envió un emisario a la reina, solicitándole que se reuniera con él. Las razones detrás de esta petición eran tanto económicas como políticas, ya que necesitaba aprovechar las riquezas de Egipto, especialmente sus suministros de grano, y su posición estratégica. La poderosa Cleopatra llegó al puerto de Tarso en una impresionante nave con incrustaciones de oro, remos de plata y velas púrpuras, dejando una profunda impresión en Marco Antonio.
La faraona apareció vestida como la diosa Afrodita bajo un dosel bordado en oro. Jovencitos ataviados como Eros la abanicaban, mientras hermosas siervas, disfrazadas de Nereidas y Gracias, la acompañaban en este espléndido viaje. A sus veintiocho años, la gobernante egipcia gozaba de una belleza y una inteligencia más maduras que cuando conoció al César.
Desde entonces, Cleopatra y Marco Antonio se hicieron inseparables, la pareja jugaba a los dados, bebían y cazaban juntos. En sus apariciones públicas, juntos encarnaban a la pareja divina de Afrodita-Isis y Dioniso-Osiris.
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Una alianza política y amorosa
La relación que los unió no solo fue amorosa, sino también política. Ambos forjaron una alianza para consolidar el poder en el Mediterráneo oriental, uniendo fuerzas contra Octavio, quien posteriormente se convertiría en emperador. La reina egipcia utilizó su astucia y gracia para ganarse la confianza y el apoyo del general, generando críticas en la sociedad romana.
Los historiadores de la época, como Plutarco, proporcionan una visión intrigante de esta relación. El filósofo griego destacó en sus escritos «Vidas Paralelas» que Cleopatra cautivó a Marco Antonio no solo por su belleza, sino también por su perspicacia política. Sin embargo, también escribió que la influencia de Cleopatra en las decisiones de Marco Antonio fue objeto de críticas en Roma.
“Ese momento de las mujeres en que su belleza resplandece más y su inteligencia se encuentra en su apogeo”, escribió sobre la edad y la hermosura de la reina. “En ella, hasta el amor a la cultura tenía algo de sensual”.
La figura de Cleopatra fue objeto de diversas interpretaciones. Mientras algunos la consideraban una líder astuta y diplomática, otros la veían como una amenaza a la estabilidad de Roma. El ambiente político hostil y las tensiones acumuladas llevaron a la tragedia final en Egipto, con Cleopatra y Marco Antonio tomando sus propias vidas.
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La última batalla en Actium
Uniendo fuerzas, Cleopatra y Marco Antonio se embarcaron en una serie de maniobras políticas. Esta coalición, aunque eficaz en un principio, se vio amenazada por tensiones internas y desafíos militares. Él fue acusado de descuidar sus responsabilidades como general debido a su obsesión por la faraona. Sus opositores atribuyeron el fracaso de la campaña militar contra los partos en el año 36 a.C., a la manera en que precipitó las operaciones bélicas solo para regresar en el menor tiempo posible a Egipto.
También se le responsabilizó por la retirada en la batalla de Actium en el año 31 a.C. Durante este conflicto, el triunviru abandonó la mayor parte de la flota que combatía contra Octavio, todo para seguir a las naves egipcias en las que huía Cleopatra.
«En cuanto vio que el barco de Cleopatra se alejaba, se olvidó de todo. Traicionando y abandonando a los que seguían combatiendo y muriendo por él, se subió a un quinquerreme […] y partió en persecución de la mujer que ya le había causado la ruina y que ahora iba a acabar de destruirlo», escribió Plutarco.
Esa batalla selló el destino de la pareja. La derrota llevó al trágico fin de esta unión con la muerte de ambos en 30 a.C. en Alejandría, en el inicio del ascenso de Octavio al trono imperial. Cleopatra, según las crónicas, eligió la serpiente como instrumento de su muerte, mientras que Marco Antonio optó por quitarse la vida con su propia espada.
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