A partir de los restos momificados del faraón, un equipo de arqueólogos reveló cómo era el rostro de Ramsés II cuando tenía 45 años.
El rostro de Ramsés II fue ampliamente reconocido en el Imperio Egipcio por su intención de liberar al territorio de cualquiera que no fuera egipcio. Durante décadas, los esfuerzos militares del faraón se enfocaron en proteger a su territorio de una invasión de migrantes, que huían, asimismo, de las decisiones férreas de su tierra de origen.
El mandato de Ramsés II, además de documentarse en la Biblia, se caracterizó por profundas campañas militares. Tanto así, que extendió sus dominios desde la actual Siria hasta Nubia, que hoy conocemos como Sudán del Sur. A más de 3,200 años de su fallecimiento, un equipo de científicos ‘trajo a la vida’ al faraón nuevamente, con un modelado en 3D de su rostro, alrededor de la mitad de su vida. Esto es lo que sabemos.
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¿Cómo se veía el faraón Ramsés II realmente?
Ramsés II fue un hombre longevo —incluso para los parámetros contemporáneos. De acuerdo con los registros de Britannica, el faraón murió a los 90 años. Aún a pesar de que sus restos dan fe de su edad avanzada, los investigadores de la la Universidad John Moore —en su FaceLab— reconstruyeron su rostro con una técnica conocida como «envejecimiento al revés».
A partir de su cráneo y restos momificados, los científicos utilizaron un modelado tridimensional para obtener cómo era el rostro de Ramsés II en los días próximos a su muerte. Sin embargo, los esfuerzos no se detuvieron ahí.
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Por el contrario, los radiólogos egipcios indagaron en cómo se veía el faraón en la plenitud de su juventud, hacia la mitad de su vida. Y lo consiguieron: el retrato digital anterior lo muestra alrededor de sus 45 años. Al respecto, la directora de FaceLab, Caroline Wilkinson, explica lo siguiente sobre el proceso:
«Llevamos a cabo un proceso de regresión de edad tridimensional para eliminar algunos de los signos del envejecimiento a fin de representarlo en su mediana edad, en la cima de su poder», detalla la especialista en entrevista con Live Science.
Para reconstruir el rostro de una persona, explica Wilkinson, es necesario partir del cráneo. Con ello, se consideran dos enfoques:
- Aproximación facial: utiliza datos promedio, plantillas y perfiles biológicos para producir un rostro
- Reconstrucción facial: un intento más detallado de determinar el aspecto de una persona en particular, en el que se pueden agregar colores y texturas, dijo.
En el caso del Rostro de Ramsés II, los investigadores en el Reino Unido llevaron los esfuerzos un poco más allá. Reunieron los datos del faraón para hacer una reconstrucción mucho más detallada: a partir del retrato digital, realizaron una representación facial en 3D. Podría ser que, por primera vez en milenios, el mundo pueda reconocer al faraón casi en persona.
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