El año es 1582. Dos ejércitos se disputan el control marítimo de Filipinas: por un lado, están las fuerzas del pirata japonés Tay Fusa; por el otro, las huestes del creciente Imperio Español, secundadas por insospechados aliados venidos de América. En la provincia de Cagayán, en la isla Luzón, tendrá lugar el enfrentamiento entre dos potencias unidas de manera fortuita por la historia. Los guerreros tlaxcaltecas, originarios del actual México, lucharán encarnizadamente contra los wakos, corsarios japoneses entre los que se encontraban delincuentes prófugos y samuráis de jerarquías inferiores.
A mediados de 1519, la expedición militar española a cargo de Hernán Cortés se dirigía hacia Mexico-Tenochtitlan, la capital del Imperio Mexica. En el camino, los soldados se encontraron con distintas ciudades donde formaron alianzas con pueblos sometidos por los mexicas, quienes exigían un alto pago de impuestos en forma de tributos. Uno de estos pueblos eran los tlaxcaltecas, caracterizados por su fiereza y su espíritu combativo.
Se convertirían en aliados cruciales para los españoles gracias a su fuerza militar y a su conocimiento del centro de México; el poderío mexica cayó dos años más tarde. Pero éste no es el final de la historia, pues a lo largo del siglo XVI el ejército tlaxcalteca seguiría acompañando al español en múltiples ocasiones, ayudándole en una de las expansiones militares más intensas de la historia.
Una vez rendidas Tenochtitlan y su ciudad gemela, Tlatelolco, los conquistadores europeos tomaron posesión de la mayoría de los territorios hoy conocidos como Sur, Centro y Norteamérica. Con ellos iban guerreros tlaxcaltecas, quienes engrosaron las filas del ejército imperial. Muchos sitios de América Latina aún en el presente tienen nombres en náhuatl, la lengua hablada por los tlaxcaltecas.
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La expansión colonialista española no se limitó a América, y a mediados del siglo XVI llegó al Pacífico asiático, afectando principalmente a las islas Filipinas, llamadas así en honor al rey Felipe II. Cuando, en 1580, los piratas japoneses comenzaron a apoderarse de Cagayán y otros sitios estratégicos para el comercio, el capitán Juan Pablo de Carrión fue encomendado para defender los territorios españoles.
La serie de combates ocurridos en 1582 involucraron a hábiles guerreros venidos de todo el mundo. Además de españoles y japoneses, se cree que se enfrentaron fuerzas filipinas, chinas, taiwanesas, coreanas y tlaxcaltecas. Luego de semanas de asedios y negociaciones fallidas, la marina española recuperó el control de la isla Lizón. Las armaduras de los wakos fueron un trofeo de guerra. Durante las décadas siguientes, diversos señores japoneses intentarían sin éxito tomar posesión de las Filipinas, que siguieron siendo defendidas, entre otros, por feroces combatientes venidos de Tlaxcala.
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