Sobek, el dios cocodrilo, asechaba los corazones de los difuntos en el Más Allá. En medio del Juicio de Osiris, la prueba final para alcanzar la trascendencia, esperaba pacientemente a que el órgano de la persona fuera pesado en la balanza universal. Si resultaba más pesado que Maat, la diosa de la justicia en forma de pluma, tendría la oportunidad de devorárselo completo. Ése era el acuerdo con los humanos.
Para agradar al dios reptil, los egipcios realizaron momias de cocodrilos durante milenios. A veces, con bestias que pesaban más de 220 kilos: uno tras otro, se apilaban los cadáveres para que acompañaran a los nobles en su transitar por el Otro Mundo. Ésta es la razón.
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‘Sobek’ se traduce del egipcio antiguo, literalmente, como el cocodrilo. Aunque originalmente era una deidad local, el dios evolucionó hasta alcanzar una prominencia sin precedentes durante el Reino Medio (2061-1785 a.C.):
«Su historia durante este período afectó la política de la época, demostró cómo el antiguo Egipto cultivó y mezcló deidades y marca un punto de inflexión en su papel dentro del panteón egipcio», documenta American Research Center in Egypt (ARCE).
Tanto creció la figura de Sobek, que se le incluyó en el mito del ‘Juicio Final’ egipcio. Encabezada por Osiris, el dios de los muertos, estaba pensada para juzgar el alma de las personas al terminar su paso por la Tierra. Por ello, era uno de los pasajes religiosos más importantes en la Antigüedad.
De no pasar la prueba de la balanza, Sobek devoraría el corazón del enjuiciado. Así, su alma se desintegraría para siempre, sin gozar la tranquilidad del Otro Mundo. Para evitar eso, los miembros de la realeza pedían que en su Libro de los Muertos —un papiro largo que contenía conjuros y pasadizos secretos para el Más Allá— se incluyeran escuadrones de cocodrilos.
Tal vez, de esta manera, podrían tener la gracia del dios devorador de corazones.
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Los egipcios no sólo momificaban lagartos gigantes. Por el contrario, también realizaban embalsamamientos rituales para gatos y otros animales que asociaban a sus deidades.
La importancia funeraria de Sobek se trasluce en los Textos de los ataúdes, una serie de pergaminos funerarios escritos en el Reino Medio. En ellos, se hace referencia al dios cocodrilo como «el que sale por el este y se pone por el oeste».
En el caso específico de las momias de cocodrilos, los egipcios de hace 4 mil 200 años hacían estos sacrificios a manera de rituales de fertilidad también.
Las dos especies principales que se empleaban eran cocodrilos de África occidental y del Nilo, explica Popular Science, porque eran los que estaban disponibles en aquel entorno. Los embalsamadores removían los órganos internos por completo, dejando sólo la ‘carcasa’ del cadáver.
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