Tlaloc es una de las deidades prehispánicas más reconocidas, pues existen cientos de registros arqueológicos dedicados a este dios mexica de la lluvia. Una de ellas es el xicolli, una especie de peto increíblemente bien conservado. Los arqueólogos descubrieron el llamado ‘chaleco de Tláloc’ en la ofrenda 102 del Templo Mayor, ubicado en la -ahora- Ciudad de México.
En un comunicado lanzado en X, el Museo del Templo Mayor informó que el xicolli será expuesto por tiempo limitado. El chaleco de Tláloc descansará en la sala 6 (flora y fauna) de este icónico sitio capitalino. De acuerdo con María de Lourdes Gallardo, conservadora del museo, la pieza solo estará expuesta por unos cuantos meses. Esto con la intención de evitar su deterioro.
«En el Departamento de Conservación se ha decidido restringir su exposición y solamente hacerlo en periodos muy cortos y espaciados. La última vez que esa pieza estuvo expuesta fue en la exposición Lujos de Nácar en el 2019», señala Gallardo en el comunicado del museo.
El chaleco de Tláloc estará dentro de una vitrina diseñada específicamente para la conservación de piezas así. Considerando que el chaleco data del 1486 y está realizado con distintos tipos de algodón (blanco y café) es importante procurar su conservación. Además, es uno de los pocos ejemplares que aún existen de vestimentas prehispánicas de algodón.
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Una de las pistas para comprender que el chaleco estaba asociado a Tláloc es que parte importante del Templo Mayor estaba dedicado a él. Asimismo, en varias de sus representaciones más reconocidas, el dios mexica de la lluvia vestía un chaleco parecido al de la ofrenda 102. Ciertamente, la pieza es una muestra más de las complejas técnicas textiles y estilísticas de las civilizaciones prehispánicas.
«Para su manufactura se emplearon fibras vegetales, propias del bosque tropical caducifolio, dentro de las que destacan el amate, árbol de cuya corteza interna se elaboran papeles, cordeles y el algodón» señala la entrada de la pieza en el Museo del Templo Mayor.
Claro está que el xicolli es un increíble tesoro prehispánico. Su gran estado de conservación representa un acercamiento a las sociedades prehispánicas que marcaron la historia. Finalmente, también es una oportunidad para seguir conociendo la cultura religiosa de los mexicas y -sobre todo- los asombrosos alcances técnicos que tenían incluso antes de la conquista.
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