Nadie nunca se había atrevido a representar el cuerpo masculino completamente desnudo, hasta que Miguel Ángel esculpió El David. Ésta es su historia.
Miguel Ángel Buonarroti estaba en la plenitud de la veintena cuando empezó a diseñar El David. Alrededor del año 1500, se le ofreció un bloque de mármol colosal, que ya había sido intervenido por otros dos artistas anteriormente. Ambos habían abandonado el intento de crear algo con ella, por las imperfecciones en la veta que tenía la pieza. A Miguel Ángel, sin embargo, no le pareció un reto trabajar con un material de esas características.
El escultor renacentista llevaba cierto tiempo pensando en cómo representar el cuerpo humano sobre piedra. Así: desnudo, sin censuras ni ataduras morales. Por las dimensiones de la piedra, pensó en que podría usar algún relato bíblico para cumplir esa intención. Y así lo hizo.
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El que emergió de un bloque de mármol abandonado
Podría parecer un absurdo que El David (1501-1504) emergió de un bloque de mármol descartado. Sin embargo, era lo que había para trabajar. Por sus dimensiones, se le apodó, incluso, como ‘el gigante’: medía 5.50 metros de alto. La piedra había permanecido almacenada en una bodega de Florencia por años, hasta que Miguel Ángel la sacó nuevamente a la luz.
La encomienda vino de los administradores de la Opera del Duomo y los dirigentes del Gremio de los Tejedores de Florencia, documenta el Museo de Florencia: «doce figuras para decorar el exterior del la Catedral de Santa María del Fiore».
A inicios del siglo XVI, las autoridades culturales de la ciudad le pidieron a los artistas más renombrados de la época encargarse de decorar la iglesia central de la plaza. Entre ellos, estaban Leonardo da Vinci, Andrea Sansovino y, naturalmente, Miguel Ángel. En la actualidad, ésta es la catedral de Florencia.
Por la envergadura del proyecto, Miguel Ángel se abocó durante meses interminables a diseñar una escultura que cristalizara la perfección el cuerpo humano. Frontal, atrevido: así debería de ser el personaje que mostrara cada músculo, cada facción, cada expresión del cuerpo masculino.
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Al desnudo
Para evitar caer en controversias, como lo hicieron otros contemporáneos suyos, Miguel Ángel se valió de la Biblia para hacer lo que él quería. Si bien es cierto que la moral judeocristiana castigó severamente las representaciones que consideraba obscenas del cuerpo, la mayoría de los artistas en el Renacimiento italiano se valieron de escenas en las escrituras para llevar a cabo sus proyectos estéticos.
No era la primera vez, además, que alguien representaba a El David. Donato di Niccolò di Betto Bardi, uno de los precursores del movimiento renacentista, ya lo había hecho antes. Aunque la escultura sí muestra pedazos de carne al descubierto, el personaje tenía algo de ropa encima. La propuesta de Miguel Ángel, por tanto, desafiaba los parámetros estéticos de su época: quería traer a la vida a un hombre completamente desnudo.
Miguel Ángel se tardó 3 años en terminar la escultura. Las ataduras morales de la época poco le importaron: quería cubrir cada recoveco visible del cuerpo masculino, completamente al desnudo. Incluso los genitales, que tradicionalmente la Iglesia Católica censuró durante siglos.
La escultura representa el momento exacto antes de que David, el patriarca del Antiguo Testamento, le propinara el golpe final a Goliat, un filisteo gigante que encabezaba al ejército rival. Al ver la obra terminada, los gestores que habían mandado a llamar a Miguel Ángel se quedaron perplejos: algo así no podría coronar la fachada de la iglesia principal de Florencia.
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¿Dónde está El David de Miguel Ángel actualmente?
Según documenta el Victoria & Albert Museum, en Londres, los gestores culturales en Florencia aprobaron la exposición de El David. Sin embargo, la tarea de montarlo en el techo de Santa María di Fiore hubiera requerido de una maniobra ingenieril que no había tiempo de orquestar. Especialmente, considerando que la escultura pesa más de 5 toneladas.
Por lo cual, explica la institución, el consejo decidió exhibirla directamente en la plaza pública:
«Instalar la figura en esta plaza pública requirió un gran esfuerzo e implicó suspender la figura en un andamio de madera», documenta el museo. «Luego fue arrastrado por una serie de vías desde el Duomo hasta la plaza, donde fue instalado sobre un pedestal de mármol y rematado por Miguel Ángel.»
Desafortunadamente, la guirnalda dorada y otros detalles originales que tenía la obra se perdieron. Aún con todo el esfuerzo que implicó llevar la escultura hasta la plaza, éste no sería el lugar de exhibición definitiva de El David.
Siglos más tarde, en 1910, la escultura se transportó al interior de la Galleria dell’Accademia di Firenze. La decisión se tomó para preservarlo de las condiciones atmosféricas hostiles, de manera que se pudiera garantizar su conservación. Aún así, se instaló una copia de la obra en la plaza, para recordar el lugar original que Miguel Ángel escogió para exhibirla.
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