La celebración del Día del Arqueólogo se remonta a una expedición que dio origen a la arqueología como la conocemos hoy. Esta es la historia.
Cada tres de mayo, los arqueólogos de México celebran su día y su patrona es Santa Helena, uno de los personajes más importantes de la tradición cristiana. Helena dio a luz a Constantino el Grande, el primer emperador romano devoto a la religión católica. Al subir él al trono, su madre se convirtió en emperatriz y dio origen a la arqueología a través de una expedición. ¿El objetivo? Hallar las reliquias de su religión, entre ellas la Santa Cruz.
Nuevos horizontes para el imperio
Nacida alrededor del 250 de Nuestra Era, Santa Helena fue una mujer siciliana cuya vida tomó un destino inesperado al unirse en matrimonio con Constancio Cloro pero fue el ascenso de su hijo al poder quien le traería la fama.
Constantino I el Grande no fue únicamente el primer emperador cristiano, sino también construyó la poderosa ciudad de Constantinopla, la cual eclipsó Roma. Este gran cambio en la forma de gobierno, trajo consigo también el inicio de una nueva era en el estudio de la religión católica.
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Una expedición como nunca antes
Cuando Constantino subió al poder, su madre se volvió parte de la corte imperial. Una vez que compartió el poder con él, dispuso de los recursos del imperio para iniciar lo que sería una de las expediciones arqueológicas más importantes de la historia: la búsqueda de los vestigios de la pasión de Cristo.
Con más de 60 años, Helena se dispuso a recorrer Tierra Santa en una peregrinacion que inició aproximadamente en el 326 de Nuestra Era. Además, durante su viaje ordenó la construcción de iglesias en Belén y Jerusalén, expandiendo el culto católico y sus recintos.
De acuerdo con las narraciones católicas, cuando llegaron al sitio donde aparentemente se había crucificado Cristo, encontraron tres cruces. Para saber cuál era la verdadera, Helena hizo traer el cuerpo de un hombre recién fallecido, argumentando que resucitaría al ser recargado en la auténtica. Y así fue.
Aquel hecho ocurrió, según algunas fuentes, el 3 de mayo dando inicio a la fiesta de la Santa Cruz y sentando uno de los pilares para la arqueología como la conocemos hoy.
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