Conocida como la ‘quijada de Banyoles’, perteneció al cráneo del humano más antiguo del que se tiene registro en Europa hasta ahora.
Durante décadas, se pensó que la quijada de Banyoles pertenecía a un Neandertal. Como una de las piezas óseas de homínidos más viejas de las que se tiene registro, ha sido estudiada desde 1887, cuando se encontró originalmente en España. Los paleontólogos coinciden en que el fragmento tiene, al menos, 66 mil años. Una nueva revisión, sin embargo, reveló que las investigaciones anteriores estaban equivocadas: la mandíbula perteneció al humano moderno más antiguo de la historia.
Aunque la mandíbula está rota, con dientes a medias, sigue siendo un parámetro para comparar con los restos de otros homínidos antiguos. Los investigadores de X comprobaron que estos restos no tienen nada que ver con los de Neandertales, Denisovanos y otras especies que se han documentado a lo largo de los años. Por el contrario, éste podría ser el Homo sapiens más antiguo de Europa.
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¿A quién perteneció la mandíbula más antigua de Europa?
Originalmente, los restos del ser humano más antiguo de Europa se habían datado del Pleistoceno, un periodo en la prehistoria caracterizado por «por una fauna de moluscos marinos con una mayoría de especies idénticas a las actuales«, explica el Museo Geominero de España. Aproximadamente, la quijada tiene entre 45 mil y 66 mil años de antigüedad.
Por esta razón, se creía que lo más probable era que los restos pertenecieran a un Neandertal. Ésta era la especie de homínido dominante en aquel momento, explican los investigadores de la Universidad de Binghamton (EEUU):
«La mandíbula se ha estudiado a lo largo del siglo pasado y durante mucho tiempo se consideró que era un neandertal en función de su edad y ubicación, y del hecho de que carece de una de las características de diagnóstico del Homo sapiens: una barbilla», detalla el paleoantropólogo Brian Keeling, a cargo de la investigación.
Sin embargo, a partir de una simulación en 3D, el equipo se dio cuenta de que la pieza había sido mal catalogada. Con esta tecnología, lograron reconstruir los fragmentos que se perdieron después de miles de años, y así, volvieron a comparar los restos con los de neandertales y seres humanos modernos.
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Un híbrido de Neandertal y Homo sapiens
A partir de los resultados, los investigadores llegaron a una conclusión arriesgada. Es bien sabido que los formaron familias juntos, muy parecidas a las que tenemos en la actualidad. Por ello, no sería descabellado pensar en que los restos del humano más antiguo de Europa fueran un híbrido entre ambas especies:
«Nuestros resultados encontraron algo bastante sorprendente», admite Keeling. «Banyoles no compartía rasgos distintivos de los neandertales y no se superponía con los neandertales en su forma general».
Aunque las características del cráneo son más parecidas a las de los humanos modernos, hace falta la barbilla. Como este elemento se considera definitorio en los Homo sapiens, es posible que este individuo haya compartido características con otras especies —tal vez, incluso mucho más antiguas. Esto hace que el hallazgo sea todavía más único, enfatizan los investigadores.
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