El búnker de tortura encontrado en China es testigo del «legado continuo de atrocidades de la Unidad 731» durante la Segunda Guerra Mundial, aseguran los investigadores.
Se estima que 12 mil infancias, mujeres y hombres fueron asesinados sádicamente por los experimentos biológicos de la Unidad 731. Prueba de granadas, bombas bacterianas, lanzallamas y armas químicas se emplearon en más de un búnker en China, donde los científicos realizaron atrocidades en personas vivas durante la Segunda Guerra Mundial.
Se sabe que las personas fueron sometidas a asesinatos masivos dentro de «centrífugas giratorias, electrocutados con rayos X, viviseccionados sin anestesia», documenta Live Science. Todo esto en laboratorios clandestinos en el país, destinados para desarrollar armas biológicas. A 80 años de terminadas las masacres y hostilidades, un equipo de investigadores encontró uno de estos espacios de tortura en China. Esto es lo que sabemos.
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Laboratorios, salas de observación y disección humana
La Unidad 731 estaba conformada por científicos y médicos militares de las fuerzas armadas japonesas. Durante la Segunda Guerra Mundial, se dedicaron a desarrollar armas biológicas y de destrucción masiva para debilitar a China y posiblemente a la Unión Soviética.
Sus acciones y experimentos se consideran ejemplos de brutalidad humana, y son una vergüenza para la ciencia en Japón. Recientemente, un equipo de arqueólogos desenterró los restos de una de las salas de tortura que esta unidad secreta tenía en China. Parece ser que era una estructura en forma de U, de casi 700 metros de superficie.
Los arqueólogos reconocen que no han logrado entrar todavía. Sin embargo, identificaron salas interconectadas con túneles. Hasta ahora, piensan que había habitaciones para cada tipo de experimentos:
- Laboratorios especializados
- Salas de observación y disección
- Celdas para los detenidos
- Cuarteles secretos y pozos
- Baños y comedores para los presos
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Estados Unidos intentó ocultar cualquier evidencia de los experimentos aberrantes que se estaban haciendo en China, después de que Japón se rindiera en septiembre de 1945. Incluso, el país otorgó inmunidad a los líderes de la Unidad 731 por sus crímenes de guerra.
Sin embargo, los restos arqueológicos encontrados recientemente en China hablan por sí solos: son testigos de las aberraciones cometidas por los científicos japoneses en la época. Y tal vez, cuando la excavación termine, arroje luz sobre la estructura original de las habitaciones de tortura.