Tenochtitlan fue una de las ciudades más poderosas de la Mesoamérica prehispánica. Aquí te contamos como fueron su construcción y caída.
Un texto sobre la reconstrucción de Mexico Tenochtitlan y sus similitudes con la actual Ciudad de México será publicado en la versión impresa de la revista de noviembre. Para suscribirte, da click aquí.
Xinechiximati, xinechtlachia. Tla xihualhuia, ma ye in mixtelolo noxiptlan maniz, ma ye in momac zoquitl in aohtic ye tanaz. Nican atezcapan, nican axico; ne nihuehuetla, ne huey in naltepeco, ye huehca poliuhqui in altepetl. Xinechelnamiqui, xinechnotzatiuh, macahmo notocayo motempan huetziz.
Conóceme, contémplame. Ven: que tus ojos descansen sobre mi piel y tus manos apresen el lodo de mis canales. He aquí el lago, el remolino; soy la vieja tierra, soy la gran urbe, una ciudad perdida hace ya tiempo. Encuéntrame en la memoria, invócame, que no caiga de tus labios mi nombre.
-Rodrigo Ortega
¿Cómo se formó la Gran Tenochtitlan?
En el caso de ciudades tan antiguas y míticas como la capital imperial mexica, es extraño pensar que no siempre estuvieron ahí. Aun así, las raíces de la cultura mexica no nacieron en la Cuenca de México. Su origen se remonta al legendario y norteño Aztlán. La historia se entrelaza con el mito fundacional al grado que no hay una real distinción entre ambas. Entre lo que debió haber sido y lo que fue sabemos que hubo una peregrinación del norte de México al centro. Fundada en 1325 según algunas fuentes, el mito cuenta que fue el águila pisada sobre el nopal lo que hizo que los aztecas se asentaran en el lago y se convirtieran en Mexicas.
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La antigua capital mexica y su hermana gemela Tlatlelolco
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Construida en un islote del Lago de Texcoco, la capital mexica Tenochtitlan mantuvo una relación simbiótica con Tlatelolco, su hermana y ocasional enemiga. Si en la una se asentaba el poder político y religioso, la otra albergaba el epicentro económico que alimentaba a ambas metrópolis. El paso del tiempo desdibujó los límites de ambas ciudades, fusionándolas en una sola población mexica. A pesar de ello, algunas de sus fronteras simbólicas sobreviven hasta nuestros días: los barrios comerciales permanecen en donde estuvo Tlatelolco, mientras que el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana y el Zócalo se ubican en territorio tenochca.
Entre los siglos XIV y XVI, el islote fue creciendo gracias a la implementación de chinampas, sistema agrícola en el que se construyen tramos de tierra fértil sobre el agua. Se diseñaron acequias, diques y esclusas que suavizaban la relación de la urbe con el agua.
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¿Qué ciudad es hoy Tenochtitlan?
Tenochtitlan es una ciudad que muere todos los días. En la Cuenca de México, lo sagrado no fue destruido: está enterrado. Ya sea en la traza de sus calzadas, en el habla de los mercados o en un centenario sistema de cultivo, la antigua urbe encuentra siempre grietas para salir a la superficie de lo que hoy es la Ciudad de México.
“Si creces en la Ciudad de México, desde los 4 o 5 años escuchas sobre Tenochtitlan. Su imagen está en la conciencia colectiva, pero cuando la ves como una ciudad viva, como un lugar real, es muy impresionante. Este lugar tenía la importancia de Roma o de Constantinopla. Solemos olvidarlo, pero la ciudad sólo duró 80 años como sede de un imperio poderoso. La reconstrucción emociona porque reivindica a Tenochtitlan. Ésta es la ciudad que vive en nuestros corazones y nos duele ver cómo se transformó en la ciudad de hoy,” cuenta el fotógrafo y divulgador de historia Andrés Semo.
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