Era 1966 y los rumores sobre el mal estado de salud de Mao Zedong eran cada vez más fuertes. Para probar su excelente condición, el líder comunista chino decidió zambullirse en el río Yangtze. Su fotógrafa personal tomó dos imágenes para probarlo.
Esta no fue la primera vez que Mao Zedong nadó en el río Yangtze. La historiadora Poon Shuk Wah dice que Zedong nadó en el río 11 veces entre el año 1956 y 1962. Y este era un augurio funesto.
En 1958, Mao Zedong había cruzado todo el río como símbolo de la fuerza de su régimen y con este acto inauguró una campaña que se conoció como el “Gran Salto Adelante”. Este periodo de la historia china fue fatídico. Se estima que alrededor de 55 millones de personas murieron por trabajar sin descanso.
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Para él, la condición física era de suma importancia. Tanto que escribió un ensayo sobre la educación física de los jóvenes. El ensayo fue divulgado en 1917 pero sus principios ideológicos se mantuvieron vigentes por décadas.
«La educación física complementa a la educación en virtud y conocimiento. Es más, tanto virtud como el conocimiento residen en el cuerpo. Sin el cuerpo no habría ni virtud ni conocimiento,» escribió Mao en el texto.
Hacia al final de su vida, no sólo aumentaban los rumores de que su condición física se deterioraba, sino también su posición política se estaba tambaleando. Y así, con otro nado simbólico, anunció el inicio de la revolución cultural china.
Esta nueva campaña tenía como objetivo restaurar la imagen y el poder que Mao había tenido décadas antes. La estrategia consistía de varios puntos. El primero era deshacerse de los que nombró “los cuatro viejos”: las costumbres, mentalidad, cultura y tradiciones de la época de las dinastías. Quería eliminar a todos los burgueses que se habían infiltrado en las filas del régimen.
Su objetivo era perpetuar su imagen después de su muerte. No es de extrañarse, entonces, que el líder chino quisiera acercarse a la juventud. Y lo logró con su acto simbólico de nadar en el río Yangtze.
En nombre de la revolución cultural china, millones de jóvenes chinos se unieron a una fuerza militar que llamaron “los guardias rojos”. Su propósito era claro: atrapar a toda oposición con el régimen de Mao. El grupo paramilitar se encargo de destruir gran parte de la herencia cultural china con el propósito de reescribir la historia, una historia donde Mao fuera protagonista.
A pesar de que el Partido Comunista Chino condenó las acciones de Mao, su figura siguió siendo un referente para la política china. Hasta décadas recientes, grupos de personas del país asiático han conmemorado el hecho histórico dirigiéndose al río Yangtze para sostener una imagen de Mao Zedong.
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