Los restos de una aldea teotihuacana fueron desenterrados en la Ciudad de México. Estos vestigios permanecieron por varios siglos en los límites del Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco, hasta las últimas excavaciones realizadas por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El hallazgo de este pueblo había sido reportado por el arqueólogo Francisco González Rul. Esto ocurrió entre 1960 y 1964, durante la construcción de los edificios icónicos de Tlatelolco, en la capital mexicana.
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La aldea milenaria se puede ubicar alrededor de los años 450-650 de nuestra era, en el periodo en el que Teotihuacán alcanzó su máximo esplendor. Los investigadores reconocieron el sitio por los elementos de construcción en la zona.
En este lugar se conservan evidencias de canales, pisos, apisonados, alineamientos de piedra, huecos de poste y renivelaciones que alternaron con gruesas concentraciones de cerámica. También se encontraron tres entierros humanos acompañados de cajetes pulidos con características teotihuacanas.
“Con estos nuevos hallazgos se ha consolidado y demostrado la existencia de una aldea de ocupación teotihuacana en el área de Tlatelolco”, explicaron los arqueólogos que dirigieron la investigación Juan Carlos Campos Varela y Mara Abigail Becerra Amezcua.
En el área de protección patrimonial también se identificaron ocupaciones culturales posteriores, entre ellas una mexica, una del siglo XVIII, otra del XIX y dos del XX. Los vestigios muestran espacios de chinanpería, procesos de construcción de terraplenes, una escultura decapitada, objetos y vasijas.
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El arqueólogo Francisco González Rul plasmó en su obra La cerámica de Tlatelolco, que antes de la fundación de Tlatelolco, pudo haber existido un poblado. A partir del estudio de la cerámica, expuso que este sitio fue una aldea de pescadores-recolectores, que practicaban el autoconsumo y el aprovechamiento del lago de Texcoco.
Campos y Becerra también refieren que esta población debió tener nexos de intercambio y dependencia con otros centros rectores teotihuacanos cercanos a la ribera poniente del lago, ubicados en Azcapotzalco y Tenayuca.
“Las evidencias recuperadas en este 2023 permiten considerar que la economía de esta aldea no debió ser solo de autosubsistencia y recolección, sino de producción mixta, con un aprovechamiento lacustre excedente, quizás basado en la caza junto con una producción artesanal de cerámica o lítica, posiblemente especializada», explicaron los investigadores. «Se encontraron varios fragmentos de figurillas modeladas sólidas y articuladas, objetos de piedra verde, concha, ofrendas funerarias y variadas puntas de proyectil de obsidiana y pedernal”.
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