En una antigua «funeraria egipcia», a las afueras de la Necrópolis de Saqqara, los arqueólogos descifraron la fórmula química del Antiu: el elixir que conserva perfectamente a las momias.
Los embalsamadores antiguos tenían razón al establecer sus negocios de funeraria egipcia cerca de las necrópolis. Por ello, múltiples ‘talleres de momificación‘ se han encontrado en las cercanías de Saqqara, uno de los yacimientos mortuorios más grandes del país —y quizás, del mundo.
Recientemente, un equipo de especialistas de la Universidad Ludwig Maximilian (Alemania) colaboraron con egiptólogos locales para una misión arqueológica que investigó este tipo de talleres funerarios. Casi sin querer, los investigadores dieron la fórmula química que mantiene a los restos momificados prácticamente intactos, a pesar de tener miles de años de antigüedad.
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¿Cuál era el elixir de la eternidad que usaban los egipcios?
El proceso para embalsamar un cuerpo en el Antiguo Egipto duraba, típicamente, 70 días. Era un ritual extenso y concienzudo, que podía tener todo el lujo que la persona podía costear. Desde la elaboración de su Libro de los Muertos personal, hasta el detalle minucioso con el que sus restos serían tratados. Cada etapa tenía que ser completada con cuidado, para garantizar que el alma de la persona llegara al Juicio de Osiris.
Una parte fundamental del procedimiento se centraba en la conservación del cadáver que la persona había dejado atrás. Al respecto, Philipp Stockhammer, coautor del estudio, explica que los embalsamadores tradicionales dominaban los químicos para conservar los restos. Así lo descubrieron en una antigua funeraria egipcia:
“Los antiguos egipcios sabían qué sustancias necesitaban poner en la piel para mantenerla bien conservada. Tenían conocimientos microbiológicos, sin saber de bacterias,” detalla el especialista.
Estos esfuerzos se realizaban porque, a fin de cuentas, la momificación no pretendía conservar los cuerpos por el hecho de hacerlo. Por el contrario, era un ritual complejo en el que los restos orgánicos de la persona se convertían en divinos. Sólo así, creían los egipcios, podrían gozar de la plenitud perpetua del A’aru: el paraíso.
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‘Antiu’: el elixir egipcio de la eternidad
La investigación que se llevó a cabo revela que los egipcios usaban sales específicas para secar el cuerpo. Sin la sal de natrón, explica Stockhammer, los microbios invadirían el cadáver y sería imposible preservarlo por más de un mes. No se hable de milenios, como es el caso de algunos restos que han llegado a nuestros días sin mayores daños.
No es la primera vez que se investigan los ingredientes que utilizaban los egipcios antiguos. Sin embargo, en el nuevo estudio publicado en Nature, los investigadores se enfocaron en Antiu, la sustancia que preserva los cadáveres a la perfección. Anteriormente, se pensaba que era mirra. Sin embargo, los arqueólogos encontraron que era una mezcla mucho más compleja.
Con aceite de cedro, de enebro o ciprés y grasas de origen animal, los egipcios ‘bañaban’ al cuerpo para garantizar que no se pudriera. No sólo eso: parece que algunos de los ingredientes fueron importados, lo que revela que la fórmula se perfeccionó con el paso de los años.
Sin saber de bacterias, concluyen los especialistas, los embalsamadores antiguos tenían conocimientos microbiológicos. Fue así como, en cada funeraria egipcia, quienes se dedicaban a preparar los cadáveres consiguieron un ‘elixir de la eternidad’, que nos permite conocer algo de su cultura a partir de las momias que confeccionaron.
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