Durante el Renacimiento, Galileo y la Iglesia sostuvieron un enfrentamiento provocado por la disrupción científica del astrónomo italiano
Galileo Galilei se convirtió en uno de los científicos más importantes de la historia. También en uno de los más disruptivos. Consecuentemente, esto le trajo una serie de problemas por las condiciones estructurales e ideológicas de la época. De hecho, Galileo y la Iglesia sostuvieron un largo enfrentamiento basado en una confrontación, cuando menos, común: la religión contra la ciencia.
Nació en 1564 en Pisa, Italia. Durante buena parte de los siglos XVI y XVII se dedicó fervientemente a la astronomía, la física y la ingeniería. De acuerdo con Britannica, algunos de sus méritos más importantes fueron el perfeccionamiento del telescopio y sus aportaciones a ley de los cuerpos en caída.
«Su insistencia en que el libro de la naturaleza estaba escrito en el lenguaje de las matemáticas transformó la filosofía natural de un relato verbal y cualitativo a uno matemático en el que la experimentación se convirtió en un método reconocido para descubrir los hechos de la naturaleza», señala Britannica.
Galileo era un hombre profundamente heliocentrista; es decir, creía que los planetas giraban alrededor del Sol. Esto, aunque otros científicos renacentistas como Nicolás Copérnico habían tratado de demostrarlo, seguía estando mal visto. Por ello, las ideas disruptivas del astrónomo llamaron la atención de la Iglesia que terminaría condenándolo por ellas.
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¿Qué sucedió con la condena?
La Iglesia católica consideraba que el heliocentrismo contradecía algunos pasajes bíblicos. Entonces, que Galileo reprodujera la teoría (incluso con sus estudiantes) lo convirtió en un hombre sospechosamente hereje para los religiosos. Por ello, intentaron censurarlo en las primeras décadas del siglo XVII; sin embargo, Galileo se mantuvo firme en sus ideas y la Iglesia pidió un juicio en su contra en 1633.
Galileo fue a Roma para tener una comparecencia frente a la Inquisición. Siempre defendió que los textos bíblicos no debían interpretarse como verdades absolutas. Esto hizo que convenciera a algunas personas del Vaticano y que su condena no fuera tan dura como lo fueron muchas durante el Renacimiento. Su castigo fue estar relegado al arresto domiciliario hasta su muerte.
«Debe tenerse en cuenta que Galileo nunca estuvo en una mazmorra ni fue torturado; durante el proceso de la Inquisición se quedó principalmente en la casa del embajador toscano ante el Vaticano y durante un corto tiempo en un cómodo apartamento en el edificio de la Inquisición», menciona Britannica.
Los problemas entre Galileo y la Iglesia no terminaron resolviéndose. Finalmente, falleció en su casa en 1642. El heliocentrismo terminó comprobándose y las ideas del astrónomo serían reconocidas como fundamentales en todas las disciplinas de las que formó parte.
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