Los romanos no eran ajenos al placer sexual. Por el contrario, desde Pompeya hasta los últimos confines del Imperio, se ha encontrado evidencia de escenas íntimas de una, dos o varias personas simultáneamente. Parece que en la antigua región de Britania, como conocían los romanos a la actual Inglaterra, estas prácticas también se llevaban a cabo. Así lo revela un juguete sexual de tamaño real encontrado en el fuerte Vindolanda, datado del siglo II de nuestra era.
Como este artefacto se encontró junto a zapatos y accesorios de vestir, los arqueólogos pensaron que se trataba de una herramienta para zurcir. Más aún porque a un lado de estos instrumentos se encontraron desechos artesanales y herramientas de costura. Sin embargo, un análisis nuevo del sitio por parte de la Universidad de Newcastle y el University College Dublin mostró otro rostro del hallazgo. Esto es lo que sabemos.
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Los investigadores encontraron que este pedazo de madera tiene las dimensiones reales de un pene humano. De hecho, en un comunicado lo describieron como «un falo incorpóreo hecho de madera«, como varios otros que se han encontrado en toda la extensión del antiguo Imperio Romano. recuperado en cualquier parte del mundo romano.
Además de servir como objetos de placer sexual, se piensa que estos artefactos se llevaban a todos lados como forma de protección contra la mala suerte, explican los investigadores. En algunas ocasiones, se diseñaban más pequeños, a manera de dijes, para que las personas los pudieran portar como amuletos.
Generalmente, estos juguetes sexuales romanos estaban hechos de hueso, metal o madera.En este caso, sin embargo, los científicos notaron que la punta era más suave de lo normal: «lo que indica un contacto repetido a lo largo del tiempo», según escriben en Antiquity.
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Como la punta está redondeada, los investigadores piensan que el artefacto estuvo expuesto a fricción constante. Otra posibilidad es que se haya usado como un mortero, ya sea de cocina o medicinal. Una tercera teoría sugiere que pudiera estar inserto en una estatua en la vía pública, para que los transeúntes lo torcieran como ritual de buena suerte.
De ser así, es probable que este monumento adornase la entrada de algún edificio público. Posiblemente, del cuartel general que se instaló cerca del fuerte de Vindolanda. Aún así, la estatua se perdió por completo.
Por esta razón, Rob Collins, profesor titular de arqueología de la Universidad de Newcastle, prefiere la hipótesis del juguete sexual romano: “Sabemos que los antiguos romanos y griegos usaban implementos sexuales; este objeto de Vindolanda podría ser un ejemplo de uno”, concluye el especialista.
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