Las sonrisas de los mayas estaban decoradas con jade y otras piedras preciosas mesoamericanas. Aunque pudiera parecer lo contrario, según un equipo de científicos del Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Autónoma de Yucatán, estas piezas no sólo tenían un fin estético. Por el contrario, descubrieron que estas piezas cumplían una función de protección espiritual y de higiene bucal.
Esto es así porque, según explica la Dra. Gloria Ivonne Hernández Bolio, los mayas pensaban que el ‘Ik‘, o aliento vital, tenía que entrar purificado al cuerpo. Por ello, los dentistas de esta civilización antigua instalaron piedras especiales para que este viento místico se limpiara de enfermedades y presagios nefastos al entrar por la boca.
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Gloria Ivonne Hernández Bolio es egresada del Tecnológico de Mérida, en el estado de Yucatán. Posteriormente, estudió un doctorado en biotecnología en el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY). Al tener una especialidad en la química de productos naturales, se interesó en las plantas medicinales de la cultura maya, según comparte en una entrevista exclusiva para National Geographic en Español.
Desde entonces, Hernández ha trabajado con especies de plantas nativas de Yucatán: «explorando sus usos botánicos, y aislando los componentes que les dieran propiedades antiparasitarias«, dice la especialista. En colaboración con el CINVESTAV, se involucró en la investigación de restos óseos en contextos funerarios maya.
«[Nos dimos cuenta de que] hay una preparación de los componentes bien pensada, y un aprovechamiento de los recursos naturales con base en sus características físicas y químicas,» detalla Hernández.
El estudio fue lidereado por la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY, a través de la Dra. Vera Tiesler, quien sentó las bases para estos estudios en el área Maya, junto con el Museo Peabody de la Universidad de Harvard. Por su parte, el CINVESTAV Unidad Mérida, contribuyó con la interpretación técnica de la información.
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Según la especialista, los dentistas mayas emplearon estos componentes «con gran maestría», para proteger sus dentaduras con tecnología de protección bucal. Sin embargo, los injertos de joyas no sólo cumplían una función higiénica. Por el contrario, también cumplían una función ritual ligada a la mística de la cultura maya.
«Para los mayas,» explica Hernández, «el aliento o del aire que se respira se conocía antiguamente como ‘ik’. Era portador e vida, pero también de muerte y enfermedades. La boca funcionaba como un portal para transportarlo».
Por ello, según el estudio publicado en Journal of Archaeological Science: Reports recientemente, los mayas modificaban su dentadura para garantizar que el ‘ik’ entrara purificado a su cuerpo. Incluso, los colores de incrustaciones en los dientes cumplían con funciones específicas de protección espiritual. «Especialmente el color verde,» detalla la especialista, «ya que era su centro en el sistema cardinal.»
En sí misma, la palabra ‘ik’ no se refería únicamente al aliento vital o de muerte en la cultura maya. «Otro rasgo interesante es que también denota palabra, rezo y canto«, explica Hernández en un correo electrónico.
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Además del cemento que se utilizó antiguamente para sellar las incrustaciones, la exactitud con la que se realizaron las incisiones no intervenía con los nervios en los dientes. Por el contrario, cada orificio se hacía con precisión milimétrica:
«La forma está tan bien hecha,» explica la especialista, «que se ajusta perfectamente en el hoyo que se realizó artificialmente.»
La resina y los materiales ya se habían explorado antiguamente para otras aplicaciones, «ya que tienen varias propiedades adhesivas«, añade la experta. Lo que es más: los mayas sabían que algunas gomas tenían propiedades hidrofílicas que, para un ambiente húmedo como el de la boca, serían poco resistentes.
«Esta parte no se podría asegurar», aclara la especialista en un correo electrónico. «Ya que en nuestro estudio, dos de las incrustaciones tenían como cemento una goma, entonces es un material que ellos sí exploraron, aunque de acuerdo a las evidencias que encontramos, no fue exitoso para sostener la incrustación«.
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