Las aventuras de Indiana Jones en la pantalla grande nos han emocionado desde hace más de cuatro décadas. El arqueólogo cazador de tesoros, cuyo nombre de pila es Henry Jones Junior, ha recorrido el mundo entero tras la huella de fascinantes objetos de la antigüedad.
Sabemos que sus andanzas pertenecen al mundo de la ficción, pero ¿hay aunque sea un poco de verdad en sus fantásticas historias de búsqueda? Éstos son cinco artefactos de Indiana Jones que (en teoría) existen en la realidad.
Durante los minutos iniciales de Los cazadores del arca perdida, la primera película de la saga, somos testigos de la expedición que Indy lidera en la amazonía peruana. El objetivo: recuperar el “Ídolo de la Fertilidad”, una efigie de oro sólido que muestra a una mujer en parto. El supuesto objeto sagrado de la cultura chachapoya está basado en una escultura que se conserva en el Museo de Dumbarton Oaks, en Washington, EEUU. Elaborado en wernerita, el objeto durante mucho tiempo ha sido atribuido a la cultura mexica y que se ha relacionado con la diosa Tlazoltéotl, deidad de la sexualidad y la reproducción. Un estudio reciente comprobó el uso de herramientas modernas en la elaboración de la pieza, por lo que ahora sabemos que muy probablemente se trate de una falsificación elaborada en el siglo XIX.
Este artefacto ha sido motivo de debate durante siglos, pues sus menciones en los textos sagrados del judaísmo y el cristianismo nos dan a entender que se trataba de un objeto real de gran lujo. De acuerdo con la Biblia, en este cofre se depositaron las tablas de la ley, entregadas a Moisés directamente de mano divina. Gracias a su contenido sagrado, el Arca contaba con un poder sobrenatural que fue de utilidad para los israelitas durante conflictos bélicos con pueblos vecinos. El Arca se encontraba en el Templo de Jerusalén, que fue destruido en el año 70 de nuestra era. Se han propuesto distintos posibles paraderos para este objeto sagrado: desde los montes que circundan Jerusalén hasta la lejana Aksum, en Etiopía.
Al principio de la segunda película, El templo de la perdición, Indiana Jones se enfrenta con la mafia china en Shanghai, con quienes intenta realizar un intercambio de objetos invaluables. Mientras que Jones espera recibir el diamante llamado Ojo de Pavorreal, él entrega una urna de jade que, afirma, contiene las cenizas del . A pesar de que esta reliquia fue creada para la película, Nuharci es un personaje real de la historia de China. En 1616, se convirtió en el primer emperador de origen manchú, etnia que se mantuvo en el poder hasta 1912.
De acuerdo con la secta dirigida por el sacerdote Mola Ram en El templo de la perdición, las Piedras Shankara invocan los más oscuros poderes de las deidades hindúes. Si bien en la película estas se utilizan para atraer a Kali, señora de la destrucción, en la realidad existen piedras semejantes, llamadas lingam, constituyen una manifestación física de Shiva, regente de los ciclos de la creación y la destrucción. Las lingam son elementos ovales o redondeados que se colocan en altares y templos dedicados a esta deidad. Se elaboran en diferentes materiales, e inclusive existen en diferentes tamaños, calidades y hasta costos, y su incorporación en los espacios puede ir desde una pequeña piedra hasta un gran adoratorio.
La cuarta entrega de la saga, El reino de la calavera de cristal, ha recibido opiniones encontradas desde su estreno en 2008. En ella, Indiana Jones y Mutt Williams se ven forzados a localizar una calavera, semejante al famoso cráneo de cristal natural que se encuentra en el Museo Británico. El objeto, que fue vendido por Tiffany & Co. a la institución en 1898, ha sido uno de los grandes enigmas de la antropología. Se ha supuesto que la pieza proviene de Mesoamérica. Otros cráneos de este tipo han aparecido en museos y colecciones privadas de todo el mundo, sin que ninguno se haya podido localizar en una excavación. Es especialmente célebre la llamada Calavera Mitchell-Hedges, que, se afirma, la descubrió Anna Mitchell-Hedges en Lubaantun, Belice, en 1924. Todo parece apuntar, sin embargo, a que estos objetos son falsificaciones con técnicas modernas y materiales que no provienen del continente americano.
Los métodos de Indiana Jones se parecen muy poco a los empleados por la arqueología, cuyo propósito es obtener información sobre las sociedades del pasado a través de sus vestigios materiales. En ese sentido, la importancia que Jones da a los objetos en sí mismos, parece tener más de coleccionismo que de un verdadero afán científico.
Este artículo es de la autoría de Rodrigo Ortega Acoltzi, quien investiga y escribe sobre arte e historia. Puedes leer más de su trabajo aquí.
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