Ōkunoshima, conocida como la Isla de los Conejos, es un destino fascinante en el Mar Interior de Japón con un pasado sombrío relacionado con las armas químicas.
Ōkunoshima es un encantador refugio de cientos de conejos situado en el Mar Interior de Seto, Japón. Este pequeño lugar de apenas 4 kilómetros, se ha ganado el nombre de la Isla de los Conejos por la gran cantidad de animales salvajes que la habitan y que son la principal atracción para quienes llegan desde el puerto de Tadanoumi, en la prefectura de Hiroshima. Sin embargo, este lugar tiene un sombrío pasado ligado a la Segunda Guerra Mundial.
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La isla que fue borrada en la Segunda Guerra
La Isla de los Conejos o Usagi Shima, como es conocida en Japón, es un destino con senderos pintorescos y vistas panorámicas, ideal para los amantes de la naturaleza que desean disfrutar de la compañía de los pequeños mamíferos. No obstante, este lugar alguna vez también fue conocido como la «Isla del Gas Venenoso».
Durante la Segunda Guerra Mundial, la isla albergó una planta de investigación y producción de armas químicas. Aislada del resto del país, Ōkunoshima fue elegida debido a su ubicación remota y la facilidad con la que se podía ocultar la fábrica. De hecho, esta instalación fue tan secreta que la isla fue eliminada de los mapas oficiales de Japón.
Entre 1929 y 1945, la fábrica produjo más de 6,000 toneladas de gas tóxico, utilizado por el ejército japonés, según información de The Guardian. Aunque la planta fue desmantelada después de la guerra, algunos edificios y un museo dedicado al gas venenoso aún permanecen como un sombrío recordatorio de su historia.
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¿Cómo se convirtió en la Isla de los Conejos?
Los conejos llegaron a la isla durante este período, utilizados inicialmente para pruebas de toxicidad del gas venenoso. Tras la guerra, algunos creen que los conejos fueron liberados, y, sin depredadores naturales, la población creció rápidamente y sus descendientes sobreviven hasta ahora.
En 2017, National Geographic publicó que el origen de los conejos europeos en la isla sigue siendo desconocido. Existen rumores de que una pareja británica llevó los conejos a la isla o de que una escuela cercana los liberó en 1971. Aunque algunos sugieren que los conejos actuales descienden de mascotas abandonadas en años posteriores, la conexión con el pasado militar de la isla sigue siendo innegable.
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