El sedimento rocoso de Oaxaca da cuenta de la larga historia de ocupación que ha tenido la Cueva de la Paloma, al oriente de la capital.
Hace 9 mil años, las familias prehistóricas se reunían en el Valle de Oaxaca para orquestar jornadas de caza. Al suroeste del actual México, parece haber sostenido a uno de los asentamientos de cazadores-recolectores más antiguos de los que se tiene registro en la zona. Piezas de cerámica y artefactos líticos tallados fueron recuperados recientemente de la Cueva de la Paloma, por un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Aunque el sedimento ocultó esta evidencia durante un largo periodo de tiempo, las excavaciones recientes revelan que ahí hubo actividad humana desde el periodo Precerámico, hace unos 3,300 años. Así lo indican las piezas y artefactos encontrados en el sitio. Sin embargo, los investigadores rastrearon sedimento mucho más antiguo, aproximadamente cuando empezó el periodo Neolítico.
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Oaxaca fue un lugar de intensa actividad prehistórica
La excavación se realizó en el Valle de Tlacolula: una zona cuajada de ruinas prehispánicas, destilerías de mezcal y mercados típicos, al oriente de la Ciudad de Oaxaca. El espacio es tan rico en sitios arqueológicos, que la Organización de Naciones Unidas (ONU) lo declaró como Patrimonio de la Humanidad en 2010.
Así como coexisten espacios para el turismo y los restos de antiguas ciudades prehispánicas, parece ser que en Oaxaca también se conservan rastros de actividad humana prehistórica. Al interior del ejido Unión Zapata, la Suva de la Paloma se destinó voluntariamente a la conservación, explican los investigadores. Ahí fue donde empezaron a excavar.
En el marco del Paisaje, Arte Rupestre y Ocupación en las Cuevas Prehistóricas del Valle de Oaxaca (PAROCVO), los investigadores del INAH han excavado la Cueva de la Paloma desde hace años. En 2022, realizaron una excavación de 40 metros de ancho y 20 de profundidad, de acuerdo con un comunicado.
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Capas y capas de evidencia
En el pasado, este espacio ha sido escenario para hallazgos de restos de bule y calabaza de hace 10 mil años, dicen los arqueólogos. Más que nada, porque se han logrado conservar en el sedimento rocoso típico de la zona. De hecho, son las evidencias de plantas domesticadas más antiguas de todo el continente americano.
Los investigadores encontraron «fragmentos de recipientes cerámicos e instrumentos de molienda«, que parecen del periodo Precerámico (7516 a 2455 a.C.). Sin embargo, también analizaron capas de sedimento pertenecientes al periodo Posclásico, hace al menos 3,300 años. Visto así, Oaxaca ha estado poblada desde mucho antes de que se construyera Stonehenge, por ejemplo, o que las Pirámides de Giza se erigieran.
Con respecto a cómo se habitó este espacio, los investigadores piensan que el área circundante a la Cueva de la Paloma fue un punto álgido para la caza. Se dedujo lo anterior a partir de las herramientas talladas en hueso encontradas en el sitio.
Posiblemente, fueron las armas con las que los cazadores-recolectores cocinaron los «restos de ave y tortuga con huellas de exposición al fuego; también fogones con restos carbonizados de plantas», escriben los arqueólogos.
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